¿Nuevo fujimorismo?
¿Nuevo fujimorismo?
A enero de 2016, Fuerza Popular tenía apenas 4169 militantes inscritos a nivel nacional. De hecho, la mayor parte de sus congresistas electos no pertenece formalmente a la agrupación liderada por Keiko Fujimori. ¿Cuál es la razón de su éxito? Aquí algunas respuestas.
El fujimorismo obtuvo 73 parlamentarios en la reciente elección general, lo que le permite obtener, en principio, la mayoría en las votaciones en el Congreso de la República. De acuerdo a las cifras publicadas por la Asociación Civil Transparencia1, apenas 11 congresistas se encuentran inscritos en Fuerza Popular, el partido liderado por Keiko Fujimori.
Ello se condice con la cifra mencionada al inicio de este artículo. Con poco más de cuatro mil militantes, la agrupación obtuvo la mayor parte de congresistas y parlamentarios andinos, así como serias posibilidades de acceder a la Presidencia de la República. Además de las reglas electorales – que premian a la agrupación que obtuvo la primera votación en cada circunscripción -, ¿qué factores le han permitido al fujimorismo este éxito?
Un primer factor a analizar tiene que ver con la forma de organización del fujimorismo. Como ya ha comentado la politóloga Adriana Urrutia, no se puede hablar de una militancia orgánica. Ella señala que “Tienes un planeta central, que es el Comité Ejecutivo Nacional, y alrededor gravitan un conjunto de organizaciones que se distinguen por dos cosas. Tienes organizaciones de jóvenes, de mujeres. Y hay un segundo tipo de organización que son las organizaciones más territoriales, que operan a nivel regional y local”2.
En las primeras encontraríamos a Factor K, la agrupación de jóvenes que ha venido organizando concursos de hip hop y bicicleteadas como forma de acercamiento a este sector de electores. Entre las segundas, están los comités en cada distrito o provincia que, según comenta el politólogo Paolo Sosa en el libro Anticandidatos, se asocian con los ciudadanos a través de la proporción de diversos servicios que van desde la oferta de menús hasta la transmisión de partidos de fútbol.
Una segunda cuestión se vincula con el reclutamiento de figuras conocidas tanto a nivel nacional como local para integrar la lista parlamentaria. En el primer caso contemplamos a aquellas personas que postulan en Lima, como los reelectos congresistas Lourdes Alcorta y Luis Galarreta – provenientes de las canteras del Partido Popular Cristiano -, la campeona mundial de motonáutica Paloma Noceda o el cantante lirico Francesco Petrozzi.
El segundo caso merecería más estudio. Fuerza Popular incorporó como candidatos en provincias a personas que han ejercido cargos de elección popular anteriormente, como a quienes no obtuvieron los resultados esperados en las elecciones regionales y municipales de 2014. Entre los primeros se encuentran el exvicepresidente regional del Callao Víctor Albrecht, el exalcalde provincial Juan Carlos del Águila o el exalcalde distrital Miki Dipas. Entre los segundos, el nombre más notorio es el de Osías Ramírez, parlamentario electo por Cajamarca y que reemplazará a su hermano, Joaquín, actual secretario general de Fuerza Popular e investigado por lavado de activos.
Esta experiencia de reclutamiento de candidatos resulta bastante parecida a la que tuvo, en su momento, Vamos Vecino, el intento más orgánico que tuvo el fujimorismo para forjar un partido en la década de 1990, con miras a las elecciones municipales de 1998. Figuras independientes o que habían renegado de sus anteriores partidos engrosaron las filas de candidatos del partido que tenía como símbolo a un tractor. Pero existe una diferencia sustancial: el espacio subnacional durante los años del postfujimorismo cobró crucial importancia, lo que lo vuelve más importante para el trabajo nacional.
De hecho, Keiko Fujimori hizo buena parte de su tarea en provincias. Constitución de comités distritales y provinciales, observación de líderes regionales para sus listas, incorporación de clanes familiares – los Elías en Ica, los Ramírez en Ica – y figuras ya conocidas en sus regiones – como Patricia Donayre en Loreto – han sido parte de su trabajo fuera de Lima. Y ello explica también el éxito obtenido.
Sin embargo, quedan aún serias interrogantes respecto del vínculo con los ciudadanos. ¿Qué mueve al votante fujimorista: recuerdo paterno, empatía con Keiko, clientelismo o representación de necesidades puntuales en cada región? Preguntas que ameritan estudios más prolongados y un análisis más fino, sobre todo, luego de la segunda vuelta electoral.
1http://www.transparencia.org.pe/admin//ckfinder/userfiles/files/Perfil%2...
2http://larepublica.pe/impresa/politica/762233-adriana-urrutia-el-fujimor...