A las universidades públicas,
Enviado por Jerry-O. Jara Llanos (no verificado) el
Escribo a continuación sobre la compleja situación de la ciencia y tecnología en el Perú y la anunciada voluntad de Ollanta Humala como candidato para impulsar este tema. Quiero subrayar que los conceptos son de mi responsabilidad y en nada comprometen a las instituciones a las que pertenezco.
Antecedentes
La tecnología precolombina fue muy importante y fueron evidentes sus realizaciones en los campos de la ingeniería y la agricultura, así como en la medicina. Sería un caso similar al del Imperio Romano, que desarrolló sus caminos y acueductos aprovechando la ciencia que se cultivó en Grecia.
Por otro lado, en la España de la época de la Conquista no hubo interés por la ciencia, pues ella era cultivada por los árabes, sus conquistadores y enemigos; a un caballero español le interesaba manejar la pluma y la espada: no se iba a ensuciar las manos con las tintas, ni hacer deducciones matemáticas. Los interesados en el tema tienen varios libros para revisar; recomiendo el artículo de Marcel Roche publicado en el libro Civilización y ciencia hace ya muchos años.
En el Perú, la Universidad se creó a los pocos años de fundada la ciudad de Lima, pero en ella no se cultivaron las ciencias: eran instituciones para formar abogados y funcionarios del Virreinato; también poetas y teólogos, como ocurría en la Universidad de Salamanca, de la cual quiso ser imitación. La Escuela de Medicina fue creada apenas a fines del Virreinato por el gran Hipólito Unanue.
En las primeras décadas de la República, la Universidad no se modificó; esto es, siguió desinteresada de la ciencia. Solo a mediados del siglo XIX, Cayetano Heredia y Casimiro Ulloa crearon una Facultad de Medicina moderna de la cual fueron profesores varios médicos peruanos enviados a París con el peculio de Heredia; a ello se sumó Antonio Raimondi para enseñar las ciencias naturales. Ésta es una clara diferencia con lo ocurrido en la ingeniería y la agricultura, para lo cual los gobiernos de la época tuvieron que importar a ingenieros polacos y agrónomos belgas; en medicina el inicio fue endógeno, y en su momento (1860-1870) la Facultad fue la mejor del continente.
Posteriormente hubo un esporádico interés de un gobierno para ayudar al perfeccionamiento en el extranjero de científicos como Alberto Barton, bacteriólogo que descubrió el germen que produce la verruga peruana y hoy lleva su nombre —Bartonella bacilliformis—,y traer de Francia al químico Pozzi-Escot; eran los inicios del siglo XX. En todo ese tiempo la constante fue la pobreza fiscal y la improvisación de los gobernantes.
Los últimos 50 años
Haré un recuento a vuelapluma, que, por tanto, no será exhaustivo. En el primer gobierno de Fernando Belaunde Terry (1963-1968) se solicitó a la Unesco el envío de un experto para preparar un Plan de CyT para el Perú. Su autor fue el profesor Jacques Ruffie, distinguido académico francés que cumplió el encargo; desafortunadamente, al poco tiempo Belaunde fue defenestrado. En ese gobierno se creó el Instituto del Mar del Perú y se alentó a las universidades públicas y privadas (recuérdese que el arquitecto era Decano de la Universidad Nacional de Ingeniería).
El gobierno militar depuso al de Belaunde y sorprendió a las cuatro semanas de llegado (noviembre 1968) creando el Consejo Nacional de Investigación (CONI), para lo que utilizó la propuesta de un grupo de científicos e ingenieros de la época, miembros de la Academia Nacional de Ciencias, que se habían reunido en Ancón y también en El Bosque. El entusiasmo duró poco, y a él siguió una decepción grande, pues durante todo el gobierno militar continuó el CONI pero sin actividad importante. Por contraste, en ese tiempo Argentina, Brasil, Colombia, Chile y México recibieron sucesivos préstamos del BID y el Banco Mundial. Al Perú llegó el primer préstamo hace pocos años: habíamos perdido una década.
El segundo gobierno de Belaunde creó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concytec) como organismo autónomo con régimen de institución privada, y luego promulgó los lineamientos de CyT para el Perú, que consideraban acciones inmediatas y otras para el mediano y largo plazo. Su personal fue cuidadosamente seleccionado, independientemente de su ideología política. La fotografía que adjunto corresponde al primer Consejo Directivo del Concytec que tuve el honor de presidir. Desafortunadamente, el Fenómeno El Niño de esos años impidió el incremento de recursos que hubieran impulsado al naciente Concytec.
El gobierno aprista de 1985-1990 le asignó recursos importantes, pero esa asignación y la elección de sus directivos fueron improvisadas. Hubo predilección por la propaganda y se destinaron páginas completas a diarios de la capital que dejaron la sensación en muchos de que se hacía algo en el campo; el análisis de lo efectuado revela dispersión de esfuerzos y aliento a cosas tan diferentes de la ciencia como el folclore negro y la cocina loretana.
En la década de 1990, pese a que el lema de Fujimori incluía la tecnología, nada se hizo al respecto: Concytec, presidido por amigos del Presidente, languidecía, y las prioridades fueron otras: contener al terrorismo —lo que se logró, aunque con procedimientos ilegales— y proceder a la esterilización quirúrgica de decenas de miles de mujeres pobres que no habían sido informadas de ello.
En el nuevo milenio continúa la indiferencia por la ciencia. Gobiernos sucesivos han mantenido presupuestos irrisorios; las universidades estatales siguen cuesta abajo, y a las particulares, a excepción de la Pontificia Universidad Católica del Perú y de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, solo les interesa el lucro.
En estos años el asunto se ha complicado, pues los bancos financiadores, los funcionarios del Estado y también los empresarios hablan de la necesidad y ventajas de la “innovación”, sin tener en cuenta que la verdadera se basa en una ciencia sólida que facilita la tecnología correspondiente. Ésta es la secuencia que han seguido los países desarrollados, incluidos los “tigres del sudeste asiático”, que en solo 50 años han tomado el camino que a los europeos les llevó siglos.
En el nuevo milenio continúa la indiferencia por la ciencia. Gobiernos sucesivos han mantenido presupuestos irrisorios; las universidades estatales siguen cuesta abajo, y a las particulares, a excepción de la Pontificia Universidad Católica del Perú y de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, solo les interesa el lucro.
La prensa
Se debe mencionar su indiferencia al tema de la CyT, que, o no es tocado, o se menciona solo para publicar noticias sensacionales y fugaces. Las actividades de las Academias de Ciencias, Medicina o Ingeniería no son tratadas: no son noticia. Nuestros jóvenes ganan Olimpiadas Mundiales de Matemáticas y no son entrevistados, menos aún merecen una fotografía que los estimule y haga ver a sus compañeros que la ciencia merece reconocimiento. Esto ya no sorprende, y los diarios dedican titulares y espacios a los concursos de cebiche, pisco sour, mixtura, o los caballos de paso y los toros, que ciertamente no salvarán al Perú.
Esto no fue antes así: diarios como El Comercio daban importancia a las contadas actividades científicas del país, reflejando el interés de sus directores, lo que no ocurre ahora.
Lo actual
En el verano del 2011 se publicaron los planes de gobierno de los partidos (¿clubes?) o candidatos; en el Foro por la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (CTI) propuse que ellos fueran analizados y el resultado fue que solo el publicado por Humala tenía sentido y extensión (10 páginas); los restantes habían sido redactados por personas que desconocen el tema, y hasta tenían errores conceptuales.
El candidato ahora Presidente mencionó varias veces que recurriría a la CTI para mantener y acelerar el crecimiento del país; pero se demoró y solo después de varios meses designó a una comisión para elaborar una propuesta que fue preparada casi en secreto. Así lo dijimos en el Foro por la CTI. La comisión proponía un considerable incremento de los recursos del Estado, sin señalar prioridades, y manifestó su preferencia por el sector privado, al que la CTI le interesa poco. Cumplido el encargo, pasaron varios meses para la designación de un Concytec transitorio, a partir de un organismo casi desmantelado: De su conformación y acciones “desconozco mayormente”, como dicen los guachimanes.
Ahora existen recursos y superávit, hay grupos de excelencia en las universidades y algunos institutos, pero falta atender a la construcción de los cimientos: sólida preparación en ciencias e ingenierías, centrando el esfuerzo en las 8 o 10 instituciones que lo merecen.
Existe la situación actual de España expulsando a científicos e ingenieros que mejorarían de inmediato la enseñanza e investigación del Perú; tuvimos contacto y la aceptación escrita de la Real Academia de Ciencias de Madrid para colaborar, como ya lo hicieron con México, pero no encontramos interés, ni siquiera respuesta del Ministerio de Educación (ver facsimilar de la carta).
La Academia Nacional de Ciencias realizó el año 2011 un estudio sobre la enseñanza de la Física y de la Química en las contadas universidades que la ofrecen en el Perú. Los resultados, publicados hace un año en el boletín número 6 de la ANC (diciembre del 2011) son preocupantes, tanto en lo que se refiere a los estudiantes cuanto en lo que concierne a los profesores, laboratorios y bibliotecas obsoletas; y como natural resultado: investigación ausente. Hay algunas excepciones, pero el balance es deficitario.
Por otro lado, economistas y políticos hablan de la necesidad de desarrollar la industria petroquímica, y se discute sobre rutas y destinos de los gasoductos, pero no se menciona siquiera la necesidad del recurso humano. Es aquí donde podría ser útil la cooperación española antes mencionada, pues la experiencia de colaboración con México ocurrió en este campo; sin embargo, ello no es atendido, pues el desconocimiento sobre el tema es total.
Actualmente se habla de la ciencia y la tecnología de materiales, campo en el que se cruzan la física de estado sólido y la química básica. En Brasil existe el campus de San Carlos (U. Sao Paulo) a ello dedicado, y la Academia Brasilera de Ciencias tiene disposición de ayudar. En la ANC se revisó y actualizó un proyecto para crear un centro así en el Perú, en el que participen las universidades activas en el campo y algún instituto. Su autor es el físico peruano Fernando Ponce, autoridad en la materia, quien está dispuesto a compartir su tiempo entre el Perú y Brasil para desarrollar el proyecto que fue presentado al FINCYT para su incorporación a la segunda solicitud al BID, pero no fue tramitado por razones que deberían explicar los funcionarios locales del BID y los del FINCYT.
Oportunidades, hay; talento peruano, existe; tenemos recursos. Pregunto entonces al presidente Humala: ¿Perderemos esta nueva ocasión?
Enviado por Jerry-O. Jara Llanos (no verificado) el
Enviado por Dennis David (no verificado) el
Bien el artículo, pero mantiene un criterio de eterna dependencia. ¿Traer a investigadores españoles? Hay tantos genios peruanos que están dispuestos a volver. Ahí la contradicción: hay talento peruanos pero traigamos a españoles.
Enviado por Luis Mendo (no verificado) el
Comparto su opinión de porqué no se apoya el desarrollo de la ciencia en nuestro pais, y es que al parecer ubiera intereses creados de evitar que eso suceda en nuestro país, para mantener 30 millones de consumidores y empleados de mno de obra no calificada o de lo contrario mantener la desunión ......y eso creo pasa por el interes de paises vecinos, que ven en nuestro país una competencia muy fuerte en RRNN al cual hayque tenerla en dormancia permanente. asi tambien las politicas cortoplasistas que siempre nos vendieron los politicos trasnochados que viven de los aplausos y sobre todo el tema de tecnología no gana votos a la hora de las elecciones...
Espero que el partículo publicado, haya sido leido por el presidente de la República y no sea contada por sus asesores...
Felicitaciones..
Luis Mendo
Tarapoto-Perú
Enviado por EHDY CARBAJAL AVALOS (no verificado) el
Estoy de acuerdo en muchos aspectos de su comentario, sin embargo, es necesario agregar las "buenas intensiones" que nuestro presidente Ollanta y su equipo de asesores están haciendo por nuestra educación en el campo de las ciencias. Pertenezco a la Primera Promoción de Especialización en el área de CTA (Pronafcap especializado) la misma que no pasó de ser un ensayo de mejora en el área de CTA, la especialización duró más de dos años en la UNMSM y finalmente recibimos un diploma de "expertos en el área de CTA", lo cual no nos ha servido de nada, las Ugeles siguen con sus especialistas que consiguieron el puesto estudiando a distancia; y lo más grave es que la Mención que tenemos no tiene validez en las Ugeles.....
Con mucho cariño para todos los maestros innovadores como ustedes....
A las universidades públicas, que actualmente andan medio perdidas en esto, se les podría exigir invertir sus capacidades en el desarrollo científico como para que puedan acreditar. Universidad que no acredite, tendrá que someterse a nuevos procesos para continuar funcionando.