¿Quién gana la batalla contra la minería ilegal?

¿Quién gana la batalla contra la minería ilegal?

Hildegard Willer Periodista
Ideele Revista Nº 245

(Foto: actualidadambiental.pe)

La buena noticia: por fin el Estado hace algo en contra de la minería ilegal. La mala noticia: todo apunta a que lo hace mal. Tan mal que hasta los ecologistas defienden a los mineros. Una visita a Madre de Dios.

Para producir el material de las joyas más codiciadas, primero hay que ensuciarse las manos.

Por esto, la tienda de Wilber Orosco parece un taller de mecánica: bidones llenos de aceite pesado para motores, pequeñas calderas de barro, unos aparatos de acero con tres patas que parecen lejanamente a una estufita para hacer fondue de queso. Desde el techo pende un solitario traje para bucear al lado de grandes mangueras de los que suele usar los camioneros de Sedapal para regar las zonas verdes de Lima. Solo las pequeñas balanzas de precisión detrás de una vitrina delatan que en esta tienda se trata todo del oro.

Aquí se venden los insumos que necesitan los pequeños mineros para producir oro desde las arenas que los ríos andinos acarrean hasta la selva.

El mercado languideciente
Vender y comprar oro en Puerto Maldonado siempre ha sido un asunto de ir al mercado. Las tiendas de oro se ubican en frente del mercado central donde los domingos las señoras madrediosinas salen a comprar el pollo o el plátano para el almuerzo. Comprar y vender oro ha sido un negocio tan fácil como comprar fruta o pescado. Informal tal vez, pero no ilegal. Los “muchachos” llegaban los domingos, sacaban sus pepitas de oro envueltas en algún papel viejo y las ponían cuidadosamente sobre el mostrador de una tienda, ansiosos de ver cuánto indicaba la balanza. Nada por qué esconderse o tener vergüenza.

Esto cambió con los decretos de urgencia del año 2010 que declaraba la lucha contra la minería ilegal en Madre de Dios como asunto nacional, y más tarde con la estrategia nacional contra la minería ilegal aprobada en enero 2014. Desde entonces está prohibido comprar oro a un minero que no tenga RUC ni todos los permisos legales para producir oro. Como en Madre de Dios aún no se ha formalizado a ningún minero, el negocio se ha trasladado de las tiendas de la calle a los barracones y pasillos traseros. Sin papeles y a un precio menor del mercado.

Una lucha declarada
Desde que las imágenes de la selva convertidas en desiertos invadían las pantallas de televisión capitalinas y hasta internacionales, también en Lima se dieron cuenta que la minería ilegal ya no era un asunto menor de informalidad en algunas partes lejanas del país, sino que constituía un mundo paralelo donde trabajaban entre 200 mil y 400 mil personas. Que producían riquezas (¡y vaya qué riquezas con el precio del oro por los cielos!) sin pagar ningún centavo de impuesto. Pero a cambio de una destrucción masiva de la selva amazónica. Fue el primer ministro del ambiente, Antonio Brack, quien en el 2010 declaró como asunto nacional la lucha contra la minería ilegal. El campo de batalla fue Madre de Dios, no es el único lugar de minería ilegal en Perú, pero el más emblemático por sus imágenes de áreas selváticas convertidas en cráteres lunáticos que daban la vuelta al mundo.

Pero ¿cómo ordenar a un sector minero que durante años ha podido proliferar sin ningún intento de ordenamiento de parte del Estado? ¿Cómo prohibir una actividad que hasta entonces se había desarrollado ante los ojos cerrados o hasta con el beneplácito del Estado, ya que proveía entradas a una gran masa de jóvenes campesinos de provincia que difícilmente habrían tenido cabida en el boom peruano rico en cifras macroeconómicas pero escuálido en oportunidades laborales de calidad? Pero sobre todo: ¿cómo separar la minería potencialmente legal de la minería ilegal?
Cuándo las soluciones de fondo son complicadas, se llama a los militares. Desde el 2010 la policía y la marina empezaron a bombardear las dragas, que son pequeñas fábricas de oro flotantes en los ríos. Siguen interviniendo campos mineros que operan, sea en áreas declaradas prohibidas para la minería (como la zona de amortiguamiento de la reserva nacional Bajahua Sonene, la así llamada “Pampa”) o en áreas potencialmente declaradas mineras (“el corredor minero”), pero donde los mineros no cuentan con todos los permisos. La intervención consiste en la destrucción de las maquinarias. Además, la SUNAT fiscaliza la venta y compra de oro, igual que del mercurio, importante insumo para la minería a pequeña escala. Según las cifras oficiales y según el parecer, la estrategia funciona. Los negocios de oro en Madre de Dios van mal. Por lo menos los legales.

Los Rebeldes sin rebeldía
El sol inclemente se refleja en las olas del río Madre de Dios. El río no contiene solamente peces y una gran diversidad de especies de fauna y flora, mayormente escondido en un paisaje bastante monótono. En sus lechos y playas, el río trae también pepitas y arenas de oro formadas en miles de años en los Andes y arrastrados por el río hasta la selva. La manera más fácil para convertir este tesoro escondido en un tesoro real es excavar las playas y arenas adyacentes al río, filtrar el material (arenas y piedras) y aplicarle una dosis de mercurio, elemento que tiene la propiedad de poder amalgamar el oro desde cualquier sustancia y a la vez dañar a largo plazo severamente el sistema nervioso de las personas. Por esto las riberas del río están llenos de lavaderos de oro, que son pequeñas construcciones de tabiques de madera sobre las cuáles se cuela el material que anteriormente se ha sacado del río. La mayoría de los lavaderos lucen abandonados, solo en algunos se ven hombres trabajando, algunos con carretillas, pico y pala, porque sus maquinarias fueron destruidas. Los nuevos decretos prohíben la minería en caudales del río, y la marina controla bien las riberas: son las más fáciles de fiscalizar.

Las operaciones que siguen trabajando, a pesar de la interdicción, no lo hacen a la vista de los que pasean por el río. La operación de Los Rebeldes de Madre de Dios se ubica a medio kilómetro tierra adentro. Cruzando unos montes – antiguos lavaderos de oro donde la naturaleza ha recuperado su dominio - Mauricio, el socio mayor de los Rebeldes es un veterano en el negocio del oro. Lleva un gorro y un viejo polo sobre su panza con las letras medio desvanecidas “soy orgulloso de ser peruano”. Ahora se dirige a un descampado donde emergen montículos de arena y piedra entre charcos y lagunas de agua morena, y en medio un tipo de balsa con un motor que echa unos humos negros como los autobuses más viejos de la avenida Abancay en Lima hace 10 años. Por fin se revela el secreto de por qué se necesita un traje de buzo y mangueras del grosor de una tubería de desagüe para lavar oro. Un joven con buzo está metido en el charco hasta sus hombros, en sus manos tiene una manguera, de repente se sumerge junto con la manguera en el charco turbio. Busca las partes de tierra bajo el agua que todavía contienen material con posible contenido aurífero. Después coloca la manguera y el motor succiona el material. Es un trabajo duro, sacrificado y además riesgoso: más de un trabajador ha sido sepultado por un alud de barro.

Los Rebeldes, dice Mauricio, a la fuerza han vuelto a trabajar con este motor viejo. La traca que tenían antes ha sido destruida por la policía injustamente. Él reclama y muestra los papeles de la concesión minera que poseen desde hace varios años. Sin embargo, para hacerse mineros legales – y a nada menos aspiran los Rebeldes del Madre de Dios – no es suficiente con mostrar ser concesionario y manejar bien el mercurio y reforestar. También se necesita la autorización por escrito del dueño de la superficie – lo que en el caso de Los Rebeldes es en parte una comunidad nativa, y en parte el mismo concesionario. “Entonces ¿yo mismo me puedo autorizar para hacer minería en mi terreno?” – pregunta Miguel Herrera, el gerente de los Rebeldes.

La superposición de derechos es uno de los grandes obstáculos para pasar de minero informal a minero legal. Muchos mineros trabajan en la concesión de otros terceros, sin contratos formales, en una especie de convenio tácito. No todos los concesionarios quieren formalizar su participación en el negocio.

Otro problema mayor para formalizarse consiste en la definición de que es un aguajal o caudal de río: basta con remover la tierra en la selva un o dos metros y ya aflora el agua. Si está prohibida la minería en cualquier aguajal, queda casi ningún terreno donde se puede hacer minería, dicen los mineros. Falso, dice Humberto Cordero, representante del Ministerio de Ambiente (MINAM). Los aguajales en el corredor minero – es decir el área de Madre de Dios donde es permitido hacer minería a los que tienen todos los permisos – no sobrepasa los 14% de los terrenos. Y además, dice, los mineros no se formalizan por miedo, porque la asociación más fuerte de los mineros en Madre de Dios, Fedemin, amenaza a cada minero que quiera trabajar con el Estado.

El peligro está en que el mercurio que está en el suelo pasa a los otros organismos de fauna y flora y entra a la cadena alimenticia humana

El guerrero santo contra la minería ilegal
Si alguien se merece el título de un guerrero santo contra la minería ilegal en Madre de Dios, es Javier Arbex. El sacerdote de origen suizo tiene hoy 72 años, sigue hablando el castellano con un leve dejo francófono de su natal Ginebra a pesar de que vive desde hace 30 años en Madre de Dios. Desde los 2000 advertía públicamente, cual profeta en el desierto, sobre el escándalo de la minería ilegal en Madre de Dios. En el 2007, organizó la primera exposición de fotos desde las zonas mineras en Puerto Maldonado y en Cusco, lo que le valió amenazas de los grandes barones de oro. Hoy en día defiende a los mineros. “Han dado tantas leyes y decretos que para un minero es imposible formalizarse”. Su mayor reclamo es que el Estado no provee incentivos suficientes para los mineros que se quieren legalizar. En su opinión, el gobierno está haciendo hasta peor las cosas. “Debería ponerles asesoría técnica a los mineros, en vez de criminalizarlos”, dice el sacerdote. Y que al final salen castigados los mineros que quieren formalizarse, mientras que los que nunca han pensado en optar por el camino legal, simplemente se “compran” los permisos y siguen sacando oro como antes.

La medida del Estado, a inicio del año, de cortar el suministro de combustible a toda la región ha sido un detonante para unir a los madrediosinos en contra de las medidas de interdicción. A pesar de que la medida fue revocada – hoy en día la venta de combustible está controlada, pero no prohibida – un cierto sentimiento anti-interdicción persiste. También en las personas de los que nadie les cuestionaría su vocación ambientalista.

Reforestar es posible
“Querer parar a la minería en Madre de Dios es como pararse ante una ola y querer pararla levantando un dedo. No se puede”. Esto lo dice Francisco Román, un doctor en biología que coordina un proyecto de recuperación de suelos en Madre de Dios. “Muchos mineros están dispuestos a reforestar sus áreas, mientras que les dejan minar oro”.

Pero el mensaje más importante del biólogo: es posible reforestar la selva. La naturaleza misma tiene un poder de recuperación, sobre todo en pequeñas áreas de minería. Más difícil es en las grandes áreas devastadas donde el viento no alcanza para llevar las semillas. El problema más grande que la reforestación es el saneamiento de los suelos, muchas veces contaminados no solo con mercurio sino con diesel, o metales pesados que se han librado con la removida. El MINAM y la Universidad de Stanford han hecho mediciones y demostrado que el contenido de mercurio tanto en peces como en personas en Madre de Dios excede por mucho los límites permisibles recomendados por la OMH. El peligro está en que el mercurio que está en el suelo pasa a los otros organismos de fauna y flora y entra a la cadena alimenticia humana. ¿Qué tal si se lograra “inmovilizar” el mercurio mientras que esté en el suelo sin que pase a la cadena? Francisco Román está investigando una manera novedosa de neutralizar el mercurio mediante unos microorganismos. Espera tener primer resultados al final del mes.

Hacer minería de oro responsable en la selva no es un problema técnico. Wilmer, un joven e ingenioso mecánico soldador en Madre de Dios, acaba de elaborar un nuevo modelo de retorta que debiera recuperar el 100% del mercurio, que sin retorta se evaporaría al aire y se asentaría en los suelos y ríos. Hoy en día la mayoría de los mineros ya está usando retortas, y solo es porque el precio del mercurio ha aumentado demasiado como para echar a perder el metal. Sin embargo, las actividades de Wilmer han ido parando. “Nadie sabe si su actividad minera aun será legal o si los aparatos serán destruidos. Por esto nadie quiere invertir en mejorar la tecnología”, dice con vehemencia Carla Merediz, la directora del proyecto Wanamei que junto con una universidad suiza busca innovar la tecnología para la pequeña minería.

El resultado
Maquinaria incautada en lo que va el año 2014: 8 cargadores frontales, 4 excavadoras, 8 retroexcavadoras, 6 volquetes, 605g grupos electrógenos y motores generadores de electricidad y 220 zarandas.

Mineros formalizados en Madre de Dios hasta ahora: 0 (aunque el Congreso acaba de aprobar medidas para sanear algunas trampas en el camino a la formalización)

Producción de oro en Madre de Dios: según Humberto Cordero del MINAM, la producción ha bajado en un 30%. Los registros oficiales del Ministerio de Energía y Minas (MINEM) corroboran que la producción casi está nula – solo que en estos registros únicamente está declarada la producción legal. Varias personas en Madre de Dios dicen que la producción sigue igual, solo que ahora se comercializa por vías ilegales.

Entro a la única tienda que tiene permiso legal para comprar oro a los mineros. Yace vacía este domingo a mediodía. “No tenemos oro para vender” es la información. Comprar o vender oro se ha vuelto un asunto en la sombra. Como comprar cocaína o sexo. Los vendedores y compradores de oro trabajan ahora en los callejones y cuartos, ilegales. Dicen que sacan el oro vía Bolivia.  

A la puerta de la única tienda de oro, una joven bonita, de pelo largo, nos hace señas y se acerca. “¿Cuánto quieres comprar?”, dice bajando su voz. Te vendo a 100 Soles. El precio mundial está a 110 soles el gramo.

El Perú, se dice en la región, es líder en la lucha contra la minería ilegal.

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