La economía en 2019: un año para olvidar
La economía en 2019: un año para olvidar
Repaso de estos doce meses y perspectivas en un entorno global aún problemático.
No fue un 2008 o 2012 donde brilló la plaga del riesgo sistémico que atacó a las economías globales vía una crisis financiera. El lapso que se va –por el contrario- es un período donde la economía real estuvo amenazada por un entorno donde solo hubo perdedores.
El costo de un Perú republicano
El Perú heredó un componente político y de corruptelas que no aportó al crecimiento y –por el contrario- liberó los males de un obstruccionismo político y gremial que lastró por tres años [desde el 2016] las posibilidades de dinamizar el gasto.
El 2019 es sinónimo de una inversión austera con una gestión -la del presidente Martín Vizcarra- enfocada en una cruzada anticorrupción, anti informalidad y una búsqueda de institucionalidad republicana.
Esfuerzos hubo. Se ubican en el 2019 los más claves, a saber de acuerdo con datos del Banco Central de Reserva [BCR]: reconstrucción con cambios [S/ 2 600 millones], Juegos Panamericanos con S/ 900 millones, Línea 2 del Metro de Lima con S/ 400 millones y refinería de Talara que anota S/ 2 330 millones.
Pero no alcanzó. La inversión pública, entre enero a agosto, anotó un decrecimiento de -1,4% interanual que contrasta con el dato del mismo año anterior de 5,1% [BCR].
Los más golpeados son los gobiernos regionales y locales con sendos y fortísimos recortes –enero a agosto- de -3,6% y -7,3%, respectivamente.
Al confirmase la señal débil con un proyectado BCR de gasto público de cierre 2019 de 0,5% versus un robusto 6,8% en 2018, economistas y firmas gestoras validaron que este año debería pasar al olvido.
Y no por una “economía en picada” como rotuló en portada cierta prensa amiga de determinados políticos y empresarios echando la responsabilidad a la gestión de Vizcarra, sino por la tibieza para generar dinamismo en consumo y gasto.
El central peruano ajustó –en lo corrido del año- dos veces la tasa clave hasta el 2,25% actual. El Sistema de la Reserva Federal estadounidense [FED] lo hizo en tres ocasiones, el BANXICO de México otro tanto y ni qué decir del Banco Central Europeo [BCE] que fija el actual tipo en negativo.
Esperemos que el año que entra, el BCR recorte –lo menos- dos veces la tasa habida cuenta una inflación que de momento no se escapa del rango meta del central de entre 1% a 3%.
Y esperemos que los decretos de urgencia de Vizcarra tomados por María Antonieta Alva, titular del MEF aceleren el gasto de cara a crecer por encima del rango estimado de entre 2,3% a 2,5% en 2019 y registrar un tramo de entre 3,2% a 3,6% en 2020, y ello incremente el ritmo del golpeado empleo en un mercado laboral local impactado por la precariedad y la informalidad.
La inversión pública, entre enero a agosto, anotó un decrecimiento de -1,4% interanual que contrasta con el dato del mismo año anterior de 5,1% [BCR].
El mundo es ancho y recesivo
Tras 17 meses de guerra comercial China y Estados Unidos, ¿hubo ganadores después de la reciente firma de preacuerdo fase uno de paz entre Pekín y Washington? ¿Trump ganó? ¿Xi Jinping? Ninguno.
Ni siquiera los mercantilistas de siempre apostados en cárteles como los petroleros. Nadie ganó en este 2019. Solo perdedores y entre ellos los más golpeados: Latino América.
China rentabilizó un magro 6% interaño para tercer trimestre según Pekín, y este dato se ubica por debajo de sus históricos; no obstante hay esperanza no solo en el tratado de paz con la Casa Blanca, sino en una tímida aceleración del consumo interno habida cuenta la aplicación de estímulos anticíclicos implementados desde inicio de año.
Estados Unidos crece sin mucho brillo un 2,1% al tercer trimestre dice Washington. Pero a diferencia de China, la señal es de debilidad desde la manufactura y el empleo ambos sectores críticos para mover la trayectoria de la demanda en la economía más consumista del planeta.
Economistas y firmas gestoras apuestan por una China que salvará el escollo en 2020; pero no por un Estados Unidos donde un Trump hizo más daño que beneficio, y es que el impeachment contra él no es casualidad.
Alemania –que en realidad “es” la Unión Europea [UE]- no despega y ya confirmó su enfriamiento en 2019, a ella se suma un BREXIT con un desafiante y chantajista Boris Johnson que provocaría una recesión en Reino Unido que podría decrecer en -2% [2020].
Ante ello, lo dicho, un BCE de Christine Lagarde que “regala” el dinero a tasa negativa y que asegura que los bancos en la UE pueden ser rentables con estos tipos.
Y ante estallidos sociales fondos y firmas gestoras cambian de parámetros de medición de riesgo en América Latina.
Primero fue Quito, tras ello Santiago y La Paz. Un poco antes, San Juan.
Las protestas sociales en los últimos tres meses –en Latino América- han provocado un incremento en la matriz de riesgo sistémico regional que a su vez decanta en que economistas y firmas gestoras hayan recortado el estimado para América Latina entre 0,2% a 0,5% en 2019 -y por encima del tres por ciento en 2020- y con México y Brasil, los colosos, resfriados.
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El Perú, a diferencia de Colombia y Chile crecerá muy por encima de la región pero con una tarea pendiente para los estrategas del MEF: la del gasto y el empleo.
El mundo no se enfriará tanto como determinados economistas y firmas gestoras habían pronosticado, China parece salvar el mal sabor de boca de la guerra comercial no obstante pierde cuotas históricas de crecimiento. Estados Unidos lo mismo. Europa podrá salir echando mano de un dinero a precio de saldo, cortesía del BCE.
Y América Latina, salvado el escollo de la protesta social y de la guerra comercial volverá a su rutinaria escritura primario exportadora: donde nuevamente el cobre [Chile y Perú]; el café, el turismo y el petróleo [Colombia]; y la soja, el trigo y el gas [Argentina] serán los recurrentes vectores de crecimiento.
Todo ello ocurrirá a menos que Trump decida escribir otro tuit.