La unidad frente al bicentenario

La unidad frente al bicentenario

Ideele Revista Nº 290

Foto: Gestión.

Las Elecciones Congresales Extraordinarias 2020 fueron hace menos de un mes; sin embargo, estamos ante un ciclo electoral inusual en el cual en pocos meses empieza la campaña para las elecciones generales del 2021. Los partidos políticos tienen poco tiempo para afinar estrategias, y lecturas apresuradas los puede llevar a cometer errores con miras al 2021. Es una constante que ante un contexto electoral siempre ronda la idea de la unidad de la izquierda como una estrategia de éxito para alcanzar el poder. Los recuerdos de Izquierda Unida en los 80’s regresan a la conversación como los videos del mundial de México 70 antes de las eliminatorias. La izquierda espera, como finalmente lo hicimos los peruanos con la selección, renovar esas imágenes de éxito.  ¿Es la unidad una buena estrategia de éxito? No lo sé, pero creo que es bueno apoyarse en la evidencia para confirmar o no los supuestos.

En las elecciones del 2016, Frente Amplio se presentó como una coalición de grupos de izquierda donde Sembrar y Tierra y Libertad eran los más importantes. Tierra y Libertad tenía la inscripción y cambió el nombre a El Frente Amplio por Justicia, Vida y Libertad (FA). En aquella elección con Verónica Mendoza, líder de Sembrar, como candidata presidencial el FA estuvo cerca de llegar al poder. Los resultados fueron muy promisorios llegando a ser la primera minoría en el congreso y la izquierda mostraba ser un candidato con opciones para el 2021. Sin embargo, la unidad no duró, y como sabemos el grupo liderado por Verónica Mendoza forma una nueva bancada y se forjó el movimiento Nuevo Perú. Las elecciones congresales extraordinarias acortaron los plazos, Nuevo Perú no alcanzó a inscribir su partido y  en el interín decidió aliarse con Perú Libre y Juntos por el Perú para participar en las elecciones congresales extraordinarias. La alianza con el primero no prosperó, pero le costó a Nuevo Perú el alejamiento de las figuras más visibles de su bancada, se formó una fracción más dentro de la izquierda peruana.

Lo que pudo ser

Sinesio López mencionó en su columna de La República[1] que de haberse juntado, “las izquierdas” hubiesen mostrado un mejor desempeño y sus posición frente al nuevo congreso sería otra. No conozco a profundidad ni pretendo discutir las variables internas dentro de las organizaciones políticas, y creo que la que la unidad de la izquierda debería fundarse en coincidencias pragmáticas además de cálculos electorales. Sin embargo, el análisis de los resultados puede ayudar a reconocer los errores de estrategia y proveer evidencia para calmar egos y poner los pies sobre la tierra, lo que finalmente puede contribuir  a la anhelada unidad. 

En este breve ejercicio me centro en los  los resultados electorales de los partidos de izquierda[2] analizando los posibles escenarios para el 2021. 

Partiendo de los resultados del FA recalculo la composición del nuevo congreso, utilizando la valla electoral y cifra repartidora. Este ejercicio tiene un supuesto bastante fuerte y es el trasvase de votos directos entre una organización u otra; es decir los electores de Juntos por el Perú hubiesen votado el FA de haber existido una alianza o que Juntos por el Perú no se hubiese presentado. Es un supuesto heroico, pero para efectos del ejercicio asumamos que es posible. ¿El congreso hubiese tenido otro rostro? Sí, Frente Amplio hubiese tenido la mayoría congresal y estarían en una mejor posición para ganar la mesa directiva del congreso.

Entonces, la afirmación de Sinesio tiene asidero, Frente Amplio hubiese obtenido más escaños que Acción Popular. El peso de las otras bancadas también hubiese cambiado.

Ahora bien, cabe ahondar un poco más el análisis para responder los posibles efecto de la separación de Nuevo Perú del Frente Amplio, y los resultados de la alianza de Nuevo Perú con Juntos por el Perú.

En el 2016 el FA obtuvo una representación importante en el congreso, lograron 20 escaños lo que los convertía en la primera minoría. Desagregando su votación observamos que obtuvieron la mayor votación congresal en 55 Provincias del país.  Tomemos como base estas provincias para analizar las tendencias en el voto. Así, resalta que ni FA o Juntos por el Perú pudieron heredar este caudal electoral. Ambos fallaron estrepitosamente. La provincia de Cangallo y Victor Fajardo, por ejemplo, FA obtuvo alrededor del 64% de los votos válidos en ambas provincias en el 2016 y para esta elección solo 5 y 8% respectivamente. Es decir en ambas provincias perdió más del 55% de los votos válidos. En resumen, FA perdió en promedio 35% de los votos válidos, en estas 55 provincias. Ahora bien, a Nuevo Perú le fue mucho peor en su aventura electoral con Juntos por el Perú, por ejemplo, en Cangallo y Víctor Fajardo no llegaron ni al 2% y en promedio perdieron 45%. Si lo trasladamos en votos, la alianza FA obtuvo en el 2016 más de 500 mil votos en estas elecciones, para el 2020 FA obtuvo alrededor de 116 mil y Juntos por el Perú 75 mil. Es decir, si había un elector de FA en el 2016 este no se vio representado ni por los remanentes de la alianza ni mucho menos por la nueva organización.

Es claro que el FA ha perdido un caudal electoral importante con respecto al 2016, pero pese a esto, es importante reconocer que FA logró pasar la valla y de los que conformaron la alianza en el 2016 es el único que logró mantenerse en el congreso.  Si bien no se puede decir que el caudal electoral perdido se debe exclusivamente a la separación de Nuevo Perú, es obvio que hubo un efecto negativo. Así, FA tiene aún el mismo número que el congreso pasado, después de la escisión, 10 en cambio la de Nuevo Perú pasó de 9 a 0. Si bien la dirigencia de Nuevo Perú declaró[3] que su estrategia es el 2021, no es claro como una estrepitosa derrota en esta elección es parte de una estrategia exitosa para el próximo año. A la luz de los resultados, quizás el no presentarse hubiese sido una mejor opción.

Los mapas presentados aquí muestran las provincias ganadas por la Alianza FA en el 2016, las provincias ganadas por FA y Juntos por el Perú en estas elecciones congresales, y el escenario (ficticio) donde la Alianza se hubiese mantenido o Juntos por el Perú no se hubiese presentado[4].

Si bien Frente Amplio tiene una mejor posición en cara al 2021 no puede dejar de reconocer es que la tendencia no le es favorable y que el 2021 pueden perder aún más electorado y debilitarse o pasar a ser irrelevantes. Por otro lado, es importante analizar el verdadero arrastre electoral de los líderes y candidatos, ya que el electorado es muy volátil y no es real pretender atribuirse lealtades electorales estáticas en nuestro contexto. Por ejemplo, en el 2016 la alianza FA obtuvo lo mayor votación en 80 de los 110 distritos de Cusco resultado entendible ya que fue donde Verónica Mendoza empezó su carrera política. Sin embargo, en el 2020 Juntos por el Perú no fue el primer partido en ningún distrito cusqueño.

El colapso de la izquierda democrática es preocupante ya que el espacio que deje de representar puede ser aprovechado por discursos  autoritarios. Buscar la unidad en la izquierda no necesariamente es rentable, veamos Juntos por el Perú con Nuevo Perú, pero debe entenderse como un incentivo a considerar que sus mejores resultados se han dado cuando han podido superar problemas de liderazgo y trabajaron en un programa conjunto.

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