Yanacocha y la elusión tributaria

En el año 2006, cuando empieza la escalada de los precios del oro en el mercado internacional (605 dólares la onza), las ventas de Yanacocha ascendieron a 1´636,009,000 dólares, con una utilidad de 567,659,000 e impuesto a la renta y canon de 256,481,599 dólares y 128,241,000 respectivamente. La utilidad por tanto representaba el 34% de las ventas y el impuesto a la renta (del que se deduce el canon) el 15%.
El año 2012, el de más altas ventas de la historia de Yanacocha (2,241,782,000, con un precio de onza de 1,670 dólares la onza), las utilidades ascendieron a 654,379,000 dólares (29% de las ventas) y el impuesto a la renta 287,973,493 dólares (12%), con un canon de 170 millones de dólares. Las cifras son de la empresa, y permiten plantearse una pregunta directa: ¿cómo se explica que al subir los ingresos por ventas, como efecto de los altos precios internacionales, la proporción de las utilidades sobre este resultado, disminuya, y paralelamente se reduzca el porcentaje en que el Estado (renta y canon) participan de ese incremento?
Para decirlo de otra manera, los ingresos subieron 37% en seis años y el impuesto que Yanacocha pagó al Estado lo hizo en 11%. ¿Tiene alguna lógica? El estudio: “La Gran Minería: ¿paga los impuestos que debería pagar? El Caso Yanacocha”, tiene su punto de partida en la inquietud que producen cifras como las reseñadas. Revisando veinte años de Yanacocha, tuvimos que corregir, para nuestra sorpresa, la idea que teníamos de que los precios del oro, estaban generando superganancias y el Estado podía aspirar a participar más significativamente de la bonanza.
Entre 2006 y 2011, los políticos ofrecieron revisar las cuentas de la minería, presumiendo que el porcentaje de impuesto sobre ingresos se podía elevar en un cierto nivel de precios, sin afectar las expectativas de ganancias, acrecentando el recaudo estatal y el canon. De ahí que en dos campañas electorales se reclamó un impuesto extraordinario a las sobreganancias, que si hubiera habido intención de aplicarlo (que nunca la hubo), se hubiera estrellado con la realidad de que la minera ganaba más, pero no hacía más utilidades ni mejoraba su contribución tributaria. No había sobreganancia real. ¿Por qué?
El estudio propone tres hipótesis sustentada en amplia información estadística:
(a) Yanacocha ha ido aumentando de manera sistemática sus costos indirectos de producción en forma paralela al aumento de los precios internacionales, logrando en promedio una tasa de incremento de estos costos, superior al movimiento de los precios internacionales, logrando el milagro universal de superar a la especulación mundial con el oro que se creía la más intensa que cualquier otro producto en el mundo. Se presume que en este punto hay una probable manipulación estadística, y que la SUNAT ha estado aceptando informes sin un análisis de consistencia.
(b) Yanacocha ha cargado los gastos del nuevo proyecto de Conga, a la vieja mina en operación. Esto significa que todos sus costos en obras, maquinaria, personal, etc., no se están registrando como inversión nueva que se realiza invirtiendo las ganancias después de impuestos y el dinero que se traiga de afuera, sino que se ha estado operando con la caja de Yanacocha, antes de contabilizar utilidades e impuestos, que terminaron descontando estos conceptos del resultado final. Yanacocha no niega que haya estado haciendo eso y que el año 2013, incorporó todo el proyecto Conga a su contabilidad y lo depreció en forma acelerada durante 12 meses como “activo de larga duración”, por un monto de 1,038,548,000 dólares , que desequilibró todo el balance y obligó a declarar pérdidas, en vez de utilidades.
En resumen el Estudio concluye en que hay serios indicios de elusión tributaria, es decir de maniobras contables para pagar menos impuestos, que la SUNAT no ha querido ver
(c) Yanacocha ha generado rubros que encubren utilidades no registradas de los socios: así, por ejemplo, Newmont aparece ejerciendo la gerencia del negocio con un pago de dos dólares por onza producida, con un valor promedio de 3.4 millones de dólares por año por este concepto (68 millones en veinte años); Buenaventura, socia principal de Newmont cobra por un concepto de “royalties” (así figura en los libros), el equivalente a 3% de la producción valorizada, que tampoco paga impuestos; asimismo, hay más de tres mil millones retenidos para el proyecto Conga, que no salen del bolsillo de los inversionistas sino del raspado final de la explotación minera original. .
En resumen el Estudio concluye en que hay serios indicios de elusión tributaria, es decir de maniobras contables para pagar menos impuestos, que la SUNAT no ha querido ver a pesar de las graves incongruencias entre ingresos-utilidades-tributación. Yanacocha ha sido emplazada públicamente por el Estudio, sobre el cumplimiento de las leyes tributarias, durante 20 años de ejercicio, y su respuesta no ha podido ser más débil: sí pagamos impuestos; el incremento de costos debe verse año a año; aún con pérdida se paga impuesto a la renta (confundiendo adelantos sobre el impuesto con resultado final, en el que el Estado termina debiéndole a la minera); los gastos de Conga son activos fijos de la empresa que no causan egresos, etc.
Por la magnitud de los ingresos del oro en los últimos años, puede parecer que Yanacocha cumplió con pagar un monto que puede ser significativo comparado con otras empresas, pero si se es estricto y se exige de la gran empresa lo que se reclama de las pequeñas: que paguen lo que deben, entonces lo que es urgente es hacer una investigación sobre elusión tributaria a Yanacocha. Ya verán que trae muy interesantes sorpresas.