El gran reto de la reforma en Salud

En su discurso inaugural del 28 de julio pasado, el presidente anunció que “tendremos un Sistema Nacional de Salud moderno y con acceso universal”. Ha pasado más de medio año y aun no se conoce públicamente el plan que fije la ruta para arribar a dicho Sistema Nacional, particularmente en este quinquenio en que se tiene el propósito de calificar en el cumplimiento de las condiciones de los países pertenecientes a la OCDE.
Cabe reconocer que se trata de un sector sumamente complejo y en el que se han presentado falencias que datan de mucho tiempo. Pero también se trata de un sector que, a través de los últimos gobiernos, ha buscado ser reordenado a través de la estrategia del “aseguramiento universal en salud” con el objetivo de alcanzar el acceso a la atención de salud, sobre todo de aquellos con mayores carencias. Es cierto, que dicha estrategia-hacer una reforma a partir de incrementar la demanda- destapó los problemas de la oferta sanitaria ocasionando frustración en diversos sectores, por expectativas no cumplidas del todo. Y también es cierto que se trata de una oferta que ha acumulado casi medio siglo de obsolescencia. No obstante, debo decir que causa desconcierto la percepción de la existencia de más medidas destinadas a suprimir instancias y facultades que a construir el camino hacia “el Sistema Nacional de Salud moderno y con acceso universal”. Tomo como ejemplo la desaparición del Instituto de Gestión de Servicios de Salud-IGSS, instancia creada a fines del 2013, cuyo objetivo era conducir la gestión de la red de establecimientos de salud de Lima Metropolitana. Si bien es cierto que esta instancia adolecia de severos problemas funcionales, el objetivo de su creación sigue siendo válido y necesario, por lo que cabía su reestructuración antes que su desaparición. Recuperando la memoria, los establecimientos de salud debían haber sido transferidos a la Municipalidad Metropolitana de Lima, que no aceptó dicha transferencia. El rol del IGSS era ordenar la gestión transparentando la información, unificando criterios, coordinando y monitoreando, a fin de planificar la atención para la ciudad de Lima. Posiblemente no lo hizo bien y mereció muchas quejas, pero no su anulación. Es un decir que si no se tiene algo mejor no lo desaparezca: el vacío se llena de desconcierto, desorden, insatisfacción y hasta retroceso.
"No obstante, debo decir que causa desconcierto la percepción de la existencia de más medidas destinadas a suprimir instancias y facultades que a construir el camino hacia 'el Sistema Nacional de Salud moderno y con acceso universal'".
Enorme reto la atención de la salud en Perú. De un lado, la mayor presión poblacional debida no sólo a su crecimiento sino a su envejecimiento y mayor exposición a riesgos seanpor violencia, accidentes, inadecuada nutrición, insuficiente saneamiento. Del otro, una oferta limitada y vetusta, que requiere restructurarse desde el mismo primer nivel de atención que de una atención materna-infantil debe ser capaz de atender a población adulta con problemas de cronicidad, lo que requiere de una micro y mesogestión modernas altamente coordinadas. El desafío es alto: recursos humanos calificados, infraestructura adecuada, equipos bien mantenidos e insumos siempre listos, ello en un marco de coordinación con el sector privado y con un estimulante marco regulatorio. Se puede hacer de Lima Metropolitana el gran piloto del Sistema Nacional de Salud.