Becas para la educación superior: ¿cómo vamos en la promoción de la equidad?

El Perú cuenta desde el año 2012 con un programa nacional de subvención de becas integrales para estudios superiores, técnicos y universitarios, que permite a jóvenes en situación de pobreza y pobreza extrema estudiar una carrera. El PRONABEC se creó en el marco de las políticas de inclusión social y a la fecha ha colocado alrededor de 70 mil becas mediante de una serie de modalidades de las que BECA18 es la emblemática; responde por la mayor parte de las becas adjudicadas (65% del total) y es la de mayor atención mediática. Antes de BECA18 lo que teníamos era un minúsculo programa que canalizaba becas provenientes del exterior y que no respondía a un criterio de equidad por condición socio económica. En los años 90, algunas universidades públicas implementaron programas para apoyar el acceso y acompañar la permanencia de jóvenes indígenas amazónicos y andinos; estas experiencias fracasaron sin embargo y las lecciones no parecen haber sido consideradas suficientemente en el diseño de la actual política, como veremos más adelante.
Al menos 50 mil jóvenes, hombres (55 %) y mujeres (45%), muchos de origen indígena y que provienen de zonas rurales, la mayor parte de los cuales migra a Lima para estudiar, han accedido a estudios superiores gracias a una beca integral. La beca permite eliminar la espera entre el término de la secundaria y el inicio de estudios universitarios o técnicos; ese lapso implica para muchxs jóvenes la inserción en el mercado laboral en condiciones de precariedad, o la experiencia de la maternidad que en el caso de las mujeres trae muchas veces la cancelación del proyecto educativo. La beca posibilita tener más y mejores opciones para realizar estudios superiores en instituciones de mayor prestigio, mejor infraestructura y en el mejor de los casos, mayor calidad, que las que suelen ofrecer las universidades e institutos públicos de las regiones de residencia de los y las becarias. La beca, que se extiende hasta la finalización de los estudios de manera condicionada, da posibilidad al o a la becaria de una dedicación exclusiva a los estudios y poder culminar en el tiempo previsto.
El programa BECA18 opera mediante la transferencia directa de recursos públicos a las instituciones educativas por concepto de los costes académicos, por cada becario que logra una vacante en la institución. De otro lado, el programa asigna un estipendio mensual directo al o la becaria para cubrir gastos de vivienda, alimentación, transporte, materiales y otros, equivalente a 370 dólares actuales; el alquiler de una habitación en Lima representa el 40% del estipendio por lo cual la opción de compartir la vivienda resulta racional, sin embargo prohibida por el programa.
Uno de los aspectos críticos del Programa BECA18 es la heterogeneidad de instituciones de educación superior que participan como receptoras directas del financiamiento de la matrícula y los costes académicos de los becarios. Las universidades y los institutos técnicos de gestión privada, con y sin fines de lucro, forman la mayor parte de las instituciones educativas participantes y son las que acogen el mayor número de becarios.
Los niveles de calidad de esta oferta educativa son muy variados -nivel de exigencia, infraestructura, equipos y capital físico, calidad de docentes-, así como su nivel de empleabilidad. El Programa BECA18 precisa fortalecer los criterios y el procedimiento de selección de instituciones de educación superior participantes. Poco ha llamado la atención del público y de los expertos el hecho que la mayoría de las universidades e institutos que trabajan con el programa BECA18, son de gestión privada con y sin fines lucro. Es una opción de política que ha dejado de lado políticas destinadas fortalecer a la universidad pública.
" [...] ya en la universidad, estos adolescentes deben vencer una serie de obstáculos como el desconocimiento de la ciudad -una ciudad muy agresiva por lo demás-, la gestión de un recurso monetario que tal vez sus padres nunca tuvieron, la adaptación social y académica a la vida universitaria".
Las universidades receptoras de becarios no están aún preparadas para recibir adecuadamente a una población significativa de becarios y becarias en sus campus. Las universidades no muestran modificaciones sustantivas en su infraestructura y equipamiento, tampoco en la administración y gestión de personal para responder a las nuevas y diferentes demandas generadas. En no pocos casos, BECA18 ha permitido a las universidades sacar a flote carreras que languidecían por la baja matrícula, o abrir carreras nuevas. Los estudios y evaluaciones de programas previos antes mencionados, también identificaron que la discriminación en las universidades constituyó la experiencia de los becarios de dichos programas. Un estudio de cómo se generan y operan el estereotipo y el prejuicio sobre los becarios de BECA18 en las comunidades universitarias, nos permite comprender las bases de las conductas discriminatorias y racistas hacia los y las becaras. Su atención tanto por el Estado como por las universidades, co-responsables de la implementación el programa es absolutamente imprescindible.
Así como la restricción antes mencionada, otras medidas son impuestas a los becarios por el programa sin mayor justificación que el prejuicio de que estos no son lo suficientemente racionales para responder a sus obligaciones. La realidad sin embargo muestra todo lo contrario, derrumbando mitos y prejuicios sobre los becarios de BECA18 en las universidades de Lima. Las trayectorias universitarias de estos jóvenes muestran historias de lucha por la educación que se asemejan a las de sus antecesores en otros contextos; lograr la beca y la vacante es el primer paso; ya en la universidad, estos adolescentes deben vencer una serie de obstáculos como el desconocimiento de la ciudad -una ciudad muy agresiva por lo demás-, la gestión de un recurso monetario que tal vez sus padres nunca tuvieron, la adaptación social y académica a la vida universitaria; y, sobre todo la distancia de la familia, la soledad y la ausencia de redes de amigos y de soporte, sobre todo al inicio.
No obstante estas dificultades, el rendimiento académico de los becarios se muestra satisfactorio, según los informes oficiales del programa hechos sobre la base de los reportes que generan las propias universidades. El seguimiento de algunas cohortes de BECA18, permite ver el despliegue de trayectorias universitarias valiosas que van más allá del estricto cumplimiento de las condicionalidades en la asignación de la beca. Se observan estrategias adaptativas al medio universitario así como estrategias de negociación en las que las identidades buscan preservarse; identidades relacionadas con el lugar de origen, la lengua materna, los referentes étnico culturales, los vínculos familiares y comunales. Entre los estudiantes son quizás, los que saben aprovechar al máximo las oportunidades que la vida universitaria ofrece, más allá del diploma. Los mundos personales se han ampliado; los vemos de poetas, representantes estudiantiles, voluntarios en asociaciones a favor del medio ambiente, miembros de grupos de investigación, coautores en publicaciones científicas.
Este año BECA18 tendrá sus primeros egresados de la universidad. Las trayectorias educativas de estos estudiantes merecen la atención debida; ellos y ellas han debido de enfrentar una serie de obstáculos y barreras que supieron encarar, desarrollando una serie de estrategias de para adaptarse a la vida universitaria. Ello no debe ocultar la necesidad de llevar al debate público la forma de operar del programa basado en la transferencia de recursos públicos a la empresa privada, así como una mayor transparencia de los convenios.
El ciclo debe cerrarse con la obtención de las correspondientes credenciales, académica y profesional que habilitará a los y las egresadas para una inserción en el mercado laboral que reconozca y valore el esfuerzo desplegado. En ello tiene una responsabilidad la sociedad, en particular las empresas e instituciones, en la generación de empleo adecuado.