El Sendero del MOVADEF: de la lucha armada a la participación política
“Fueron pocos, siempre quisieron ser pocos”
CVR – Tomo II
Su bandera, antes de un inquietante color rojo sobre el cual se dibujaba una hoz y un martillo, ahora admite nuevas tonalidades y formas. Desde una esquina un sol escarlata asoma por detrás de las tres montañas que dominan el cuadro, indicando el amanecer que ilumina un sendero dorado que discurre por sus faldas, llamado Movadef–‘Movimiento Por Amnistía y Derechos Fundamentales’.
Esta imagen, sugerente en cada uno de sus detalles, ilustra los contornos del nuevo proyecto en el que vienen trabajando (formalmente desde el año 2009)los miembros del denominado Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso. El capitalismo burocrático, la semifeudalidad y la semicolonialidad, representados por las tres montañas,siguen siendo reconocidas como las condiciones que sumen en la pobreza y postración al país. No obstante, en vez de buscar derrumbarlas a través de la violencia y el terror como en el pasado,Sendero ahora pretende franquear aquellas montañas transitando través del camino de la democracia.
La estremecedora imagen que proyectaba el partido durante aquellos años de “guerra popular”, contrasta con su inconsistente defensa de la participación política; camino que antes rechazaban y repudiaban con vehemencia.
Movadef, siguiendo la misma línea ideológica de Sendero, el ‘Pensamiento Gonzalo’, intenta (hasta el momento sin éxito) ser reconocido como partido político, para de esta manera poder participar en elecciones postulando a cargos públicos de alcance nacional. Su objetivo: la aplicación de una “solución política” para superar lo que llama “los problemas derivados de la guerra interna”, que contemple una “amnistía general” para todos los “presos políticos del país”.
Resulta difícil comprender cómo SenderoLuminoso pasó de proyectar la guerra a buscar la paz. La ideología habría experimentado cambios sustanciales, afirmó en respuesta el secretario general del Movadef Manuel Fajardo.1 Lo que se expresa a través del movimiento “es una reivindicación, una síntesis [del ‘Pensamiento Gonzalo] bajo nuevas circunstancias”.
No sabemos con certeza si es que la evolución (¿o involución?) de su postura es señal de una sincera reinvención, o si se trata de una estrategia cínica que busca finalmente retomar la lucha armada en nuevas condiciones. Pero lo que podemos apuntar, como una forma de tentar una aproximación sensata ante la aparente incoherencia, es que el tránsito de la lucha armada a la participación política responde directamente a un acomodo pragmático de su ideología, una pulsión de autoconservación, frente a los procesos que les han afectado en las últimas dos décadas.
¿Cómo se habría gestado esta transformación? La derrota es el punto de partida.
Pocos meses después de ser capturado en 1992,Abimael Guzmán, dispuso concluir la guerra que había iniciado doce años atrás. A pesar de haber señalado que su captura era “simplemente un recodo en el camino”, y llamar a sus militantes a “seguir desarrollando laguerra popular”, el líder senderista, la cuarta espada del marxismo, “el más grandioso fruto de la materia consciente” según sus seguidores, reconoció su derrota y, temeroso por su vida, pidió al gobierno presidido por Alberto Fujimori iniciar conversaciones para firmar un acuerdo de paz.
Sin dirección el Partido no podría sobrevivir, justificó Guzmán. La nueva coyuntura exigía, según su razón, ver la forma de pactar con el gobierno para evitar la desaparición del partido, para en un futuro proyectar su reorganización. No obstante, su contradictoria capitulación produjo una trascendental escisión al interior que determinaría el rumbo de Sendero durante las décadas siguientes: bajo el comando del camarada ‘Feliciano’ apareció la facción Proseguir, que decidió continuar con la lucha armada desde el VRAE; por otra parte, una facción importante de los senderistas se plegó al acuerdo de paz, rompieron relación y se declararon enemigos de sus antiguos compañeros levantados en armas.
Aquellos últimos, entre los que se hallaban prominentes miembros del antiguo Comité Central, transitaron penosamente bajo la sombra de los muros de los penales, asimilando la derrota, manteniéndose fieles a su líder gracias al fervor ideológico cultivado desde décadas atrás. Se mantendrían en aquella posición, pacientes y inmóviles, hasta el año 2000.
El segundo momento tendría lugar tras la caída del ‘Fujimorato’. El gobierno de transición, como parte de las nuevas políticas en favor de los derechos humanos, que fueron sistemáticamente violados durante la dictadura, dispuso brindar la posibilidad de reabrir los procesos judiciales que fueron ejecutados por tribunales militares -los llamados jueces sin rostro-. Al mismo tiempo, planteó la necesidad de realizar una revisión histórica del cruento periodo, esclarecer los hechos y establecer la memoria oficial del conflicto; cuestión que fue encargada a la Comisión de la Verdad y Reconciliación. La tan ansiada reorganización del Partido tuvo gracias a aquella coyuntura una ventana de oportunidad.
Guzmán y sus seguidores consideraron que esta coyuntura exigía (y a su vez era propicia) para reformular la línea ideológica del partido y sus objetivos, para dejar el rol pasivo que habían interpretado alrededor del acuerdo de paz y adoptar un rol más activo.
Aquí empieza a asomar la nueva línea ideológica que asumió Sendero y que sería recogida por el Movadef. Uno de los documentos, correspondiente a diciembre del 2000, escrito conmemorando el día de la reafirmación de la jefatura del ‘Presidente Gonzalo’, manifestaba las primera evidencia de la nueva consigna senderista: “El Presidente Gonzalo y camarada la Míriam nos llaman a luchar por una verdadera amnistía general en función de una futura reconciliación nacional que es la solución política que necesita el pueblo, la clase, la nación y la sociedad peruana en su conjunto”.
En documentos posteriores se puede observar cómo esta línea ideológica definió sus contornos tomando una postura respecto a la participación del Partido en el conflicto armado interno. En septiembre del 2001, en un documento que exigía una “auténtica Comisión de la Verdad” sostenían que el periodo de violencia que vivió el país respondió a una “guerra popular” entre el partido y el Estado. Reconocieron como “daños colaterales” de ella la existencia de un número importante de muertos, desaparecidos, desplazados y –sobre todo- “presos políticos” (como denominan a los militantes del partido recluidos en las cárceles). Ante esta “secuela bélica”, su posición establece “dar solución política a los problemas derivados de la guerra interna”,a través de una “amnistía general”, para así lograr la “reconciliación nacional”.
La reorientación de su ideología produjo la aparición de “manifestaciones espontáneas”, según indicó Manuel Fajardo. Dentro de Sendero, cuyo afán por disciplinar la consciencia de sus militantes impuso características cercanas a una secta religiosa, toda disposición de la línea ideológica suele traducirse en acción sin necesidad de órdenes directas, haciendo que cada militante, sin importar donde se encuentre, trabaje movido por esta invisible voluntad. Eso fue posible observar durante el conflicto armado, y de reafirmar desde el nuevo siglo.
En las audiencias de la CVR en los penales, los militantes senderistas pelearon por incluir su visión de la guerra dentro de la memoria histórica que se estaba construyendo sobre el conflicto armado interno. En Yanamayo, además de plantear aquella nueva línea, incluyeron como puntos programáticos la derogatoria de las leyes antisubversivas y nuevos juicios; el restablecimiento de beneficios penitenciarios; el cierre de la cárcel de la Base Naval, Challapalca y Yanamayo; y una autentica verdad histórica de la ‘guerra popular’.
La Asociación de Familiares de Presos Políticos, Desaparecidos y Víctimas de Genocidio – AFADEVIG, correa de transmisión entre los senderistas en los penales y el exterior buscóla forma de derogar las leyes antiterroristas decretadas durante el gobierno fujimorista a través del ‘Movimiento Popular de Control Constitucional’ (MPCC).Lograrían parcialmente sus objetivos: tras presentar una acción de inconstitucionalidad en el Tribunal Constitucional, derrumbaron parte de la legislación.
Podríamos suponer que, por el programa político que desarrolla el MOVADEF en favor de “solución política”, y también por el perfil de sus limitantes, este sería el movimiento con el cual Sendero estaría buscando materializar su nueva propuesta.

Consecuencia de ello una porción importante de los ‘presos políticos’ del partido consiguieron en nuevos procesos judiciales civiles penas más benignas, la absolución, o una condena que muchos con el tiempo cumplieron. Finalmente, de más de 2mil presos en los penales en el 2002, diez años después quedan en prisión cerca de 700. La reorganización de la militancia empezó a gestarse.
Siendo las condiciones favorables desde aquel momento, aliviada por la inyección de capital humano y por la eliminación de las trabas legales, la nueva exigencia del ‘Pensamiento Gonzalo’ en favor de la “solución política” pudo desarrollarse con mayor énfasis. En el periodo que va desde el 2006 en adelanteemergieron pequeñas agrupaciones en frentes específicos o en sectores localizados de la población que tenían (y tienen aún) el propósito de materializar esta consigna, teniendo entre sus principales figuras a aquellos excarcelados o personajes cercanos al partido.
No solo el MPCC: la ‘Coordinadora 1ero de Mayo’, una de las facciones del ‘Conare-Sutep’, el movimiento ‘Hijas del Pueblo’, las revistas ‘Vortice’ y ‘Viejo Topo’, el Instituto ‘Justicia y Libertad’, entre otros, son ejemplos de organizaciones que aparecieron como vehículos de esta propuesta o se reconocen como cercanos a ella. En paralelo ocurrieron también manifestaciones públicas, mediáticamente importantes que causaron el transitorio estupor de la opinión pública: la reapertura del juicio a Abimael Guzmán y su Comité Central (2006), la publicación de su libro “De Puño y Letra” (2008), y la llamada “marcha de las banderas” en la Universidad de San Marcos (2010), fueron algunas de sus iniciativas.
La génesis del Movadef tuvo lugar dentro de este proceso, sin embargo, diferenciándose de las demás “manifestaciones espontaneas” su nacimiento fue dirigido directamente por el Partido. Para profundizar en la transición “de lucha política con armas a lucha política sin armas”, indica uno de sus más recientes documentos que sistematiza la propuesta en favor de una amnistía general, el partido decidió la conformación de un vehículo político que pueda enarbolar sus consignas. Revela el documento:
“En Mayo 2010 (se decide) construir un movimiento propio a nivel nacional que permita enarbolar solución política, amnistía general y reconciliación nacional. Un nuevo momento de lucha política implica abrir un frente para servir a que el partido se funda con las masas y abiertamente luchar por la libertad para los presos políticos y sociales”.
La fundación del Movadef constituye de este modo la materialización de la nueva línea ideológica de Sendero. La aparición del movimiento, como se muestra, es la culminación de un proceso de adopción pragmática una nueva estrategia de lucha, dispuesta en reacción a las circunstancias de la última década.
Hasta el momento sus militantes son pocos, pero son. Según Fajardo, el movimiento cuenta con 4 mil afiliados, entre los cuales alrededor del 70% son jóvenes. Desde su aparición el movimiento ha buscado el modo de ser reconocido como partido político, y persiste en aquel propósito a pesar de la negativa del Jurado Nacional del Estado y el rechazo mayoritario de la población. No obstante, sus miembros continúan el trabajo político en sindicatos, universidades y otras organizaciones de base, y englobando estos esfuerzos, abocados a la tareadifundir su propuesta en favor de una “solución política”.
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