Ayacucho: Hacia una gran transformación democrática

Ayacucho: Hacia una gran transformación democrática

Ideele Revista Nº 220

Presidente Ollanta Humala lanzo programa “Cuna Mas” en Ayacucho (Foto: Andina).

Una visión optimista sobre lo que está sucediendo actualmente en una de las regiones más olvidadas y golpeadas del país. El autor es miembro de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza de Ayacucho.

La gran transformación democrática que el país necesita no vendrá solo de “arriba”, de la cima del poder, del vértice del Estado, de un líder o caudillo, o incluso solo de un partido, por más sólido que éste sea, si no cuenta con un soporte social. Miguel Figueroa, analista político, refiere que todo cambio democrático requiere una organización, élite, y mayoría en lo social, lo cultural, lo político, lo ético. Sólo así se pueden hacer cambios y transformaciones profundas y estructurales en democracia. 

Algo de eso se está gestando en Ayacucho, cuya realidad está siendo procesada, lenta pero progresivamente, por un conjunto de instituciones sociales y líderes. Y simultáneamente se está reconstruyendo y gestando, procelosa y no sin contratiempos, una conciencia colectiva y una élite profesional, política, social y cultural, cada vez más consciente de los retos que tiene Ayacucho –que es un referente estratégico por su cultura, religión, política, historia, entre otros- para sí misma y el país. 

Uno de los retos es el desarrollo social y económico, y simultáneamente superar la pobreza y las desigualdades históricas. Y si bien ha habido en los últimos años mejoras importantes en lo social, quizá, como veremos, se pudo avanzar más rápido y superar las brechas de inequidad. Ello porque el crecimiento económico también ha sido importante, así como la asignación presupuestal. Pero auto críticamente ha faltado más articulación, capacidades y vocación democrática y de diálogo. Veamos. 

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, (INEI), la pobreza bajó sólo de 65.9% en el 2004 al 62.6% en el 2009 (siendo el cuarto departamento más pobre). Además, en el 2004 el 37.5% de hogares disponían de agua, y en el 2009 pasó al 63,5%; en ese mismo periodo creció de 15.7% de hogares que tenían servicio higiénico al 35%; y del 47% de hogares que tenía luz eléctrica al 74%. Pero a pesar de los avances, en el 2009 6 de cada 10 personas eran pobres, 4, 6 y 3 familias de 10 no disponían de agua, servicio higiénico y electricidad, respectivamente. ¿Pudo bajarse más rápidamente? Veamos.

El INEI también informa que el Producto Bruto Interno (PBI) de Ayacucho en el 2009 creció en 11%, la construcción en 44.2%, y la minería en 42.8%. Y el acumulado entre el 2001 al 2009 fue para el PBI 80%, para la construcción 458.8%, y para la minería 682 puntos. Asimismo, el PBI entre el 2001 y 2009, creció a un promedio anual de 103,4 millones de soles; y en el año 2009, el PBI alcanzó los 1 mil 861 millones de nuevos soles. Y el PBI per cápita pasó de 1 mil 788 soles en el 2001 a 2 mil 896 soles en el 2009. 

Pero además, entre 1999 y el 2011 el presupuesto total de Ayacucho  ascendió a 13 mil 416 millones de soles, de los cuales se ejecutó 11 mil 631 millones, y se devolvió 1 mil 785 millones. Es decir, hubo una ejecución de 86.69%, y un saldo de 13.31%. Así, el ingreso per cápita a nivel de ejecución presupuestal pasó aproximadamente de 1,020 a 3,438 soles. Esto viene siendo conocido en la región, y por tanto se viene desplazando el eje de la solución, de lo externo a lo interno, y del reclamo a la propuesta.  

La gran transformación democrática que el país necesita no vendrá solo de “arriba”, de la cima del poder, del vértice del Estado, de un líder o caudillo, o incluso solo de un partido, por más sólido que éste sea, si no cuenta con un soporte social. 

Entonces sí se pudo reducir más rápidamente esos y otros indicadores. Esta situación y escenario está siendo estudiado por un equipo técnico  articulado alrededor de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza de Ayacucho (MCLCP-A), que en mayo 2012 acordó junto con el Gobierno Regional de Ayacucho, institucionalizar el Foro Permanente del Acuerdo Regional (creado en el 2010), y el Centro Estratégico de Planeamiento Regional, CEPLAR, como instrumentos para formar canales de diálogo, consenso y mejorar así los indicadores económicos, sociales y cerrar las brechas de desigualdad.

Para ello se ha iniciado un proceso inédito de alineamiento de políticas de los Objetivos del Milenio, el Plan Bicentenario 2021 diseñado por el CEPLAN, y el Plan de Desarrollo Concertado Regional (PDCR) de Ayacucho. Se detectó que hay concordancia entre esos planes, aunque existen algunos vacíos como políticas para atender la equidad de género. Pero a la vez se halló que las políticas nacionales y regionales se encuentren desarticuladas en el nivel operativo, y existen políticas públicas sin planificación estratégica.

Asimismo, se encontró que hay una gran atomización de los Proyectos de Inversión Pública (PIPs) en Ayacucho. Del 2006 al 2011 hubo 7,011 PIPs, de los cuales 5,868 (82%) tuvieron menos o igual a 1.20 millones (cada uno). Sólo 34 proyectos tuvieron más de 10 millones. Y como bien sabemos, más PIPs con bajo presupuesto tendrán menos efectividad y no siempre responden a los objetivos del PDCR.  

Por otra parte, se consensuó entre los representantes del Estado y la sociedad civil, que en la implementación de las políticas públicas, tienen muy poca participación la ciudadanía, y por tanto escaso impacto en los indicadores sociales. Por ello hubo el compromiso de mejorar la articulación entre Estado y sociedad, crear canales permanentes de comunicación, y superar la desconfianza mutua.

Todo ello se espera que permita que las políticas públicas no estén marcadas por intereses políticos, que muchas veces lo están tanto desde el Estado como de la sociedad civil. Además de lograr crear una gestión pública moderna, transparente, equitativa, basada en una gestión por resultados, y con una visión del desarrollo de manera participativa y democrática.

Por todo ello fue un consenso entre Estado y sociedad civil, implementar de manera participativa y articulada la reforma del Estado en Ayacucho. Además de impulsar el proceso de descentralización, fortalecer capacidades en autoridades y funcionarios regionales y locales (que como hemos visto no hay una buena ejecución presupuestal), y lograr en Ayacucho que los Ministerios orienten a las OPDs y sectores respeto de respetar y promover el liderazgo de los alcaldes y autoridades locales. 

Hay que tener poca perspicacia política para no darse cuenta que este encuentro entre Estado y sociedad civil tiene una visión histórica democrática del desarrollo. Un primer elemento es que se asume responsabilidades como región, no buscando culpables, sino reconociendo que es una región marcada por la exclusión y el atraso, pero también cuenta con personas con talentos y capacidades. Además, se considera que ésta es una gran oportunidad para hallar soluciones inéditas para transformar el status quo heredado. 

También se reconoce que no se está haciendo bien las cosas, pero que esto es también una herencia de una cultura política excluyente, vertical, patriarcal, que ha creado un Estado, no para todos y sin priorizar a los más pobres, sino para unos cuantos. Asimismo, se es consciente que sólo alineando sueños y objetivos, articulando esfuerzos, consensuando voluntades, concertando planes y proyectos, sumando recursos, y asumiendo una perspectiva del desarrollo desde los excluidos y pobres, se puede gestar un nuevo Ayacucho.

Es hora de transformar democráticamente las estructuras injustas e inequitativas, desde la perspectiva de los más pobres. Es momento de cambiar. 

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