Una grata sorpresa

Una grata sorpresa

Ideele Revista Nº 200

Escribo en el número de aniversario sobre el Gobierno del presidente Alan García. Interesante encargo para alguien que ha trabajado en los tres gobiernos anteriores. Me gusta el reto. 
Definitivamente, considero que el Gobierno de García nos ha dado sorpresas interesantes y que ha sido bueno en muchos campos. Empezó un 28 de julio del 2006 con un buen Gabinete de ministros de experiencia y con la cartera más importante, Economía, en manos de un ex viceministro del Gobierno anterior, lo que indicó desde el principio que el modelo económico que había dado buenos resultados en años anteriores seguiría aplicándose. Ello a pesar de que en la campaña García ofreció hasta quitar la firma del Perú del TLC. Así las cosas y con claridad acerca de que campaña política y gobierno son dos cosas distintas, García actuó con medidas económicas acertadas que siguieron impulsando el importante crecimiento peruano. Debemos resaltar el gran esfuerzo hecho por el propio Presidente cuando, en medio de la crisis internacional más severa de los últimos tiempos, que gracias a la prudencia fiscal nos agarró bien parados, repetía insistentemente que el Perú seguiría creciendo. En algún momento pareció callar, pero su optimismo nos ayudó a sentirnos inmunes y eso finalmente nos permitió no caer tanto y ser de los primeros en reaccionar y recuperarse.
En el campo económico se continuó con el modelo que a través del crecimiento nos ha permitido reducir la pobreza. Las cifras de García sorprenden. Gracias al crecimiento logrado en su Gobierno, la pobreza se ha reducido de 44,5% a 36,2%. Sin embargo, hay aún muchos peruanos pobres y las cifras del gasto público en educación, a pesar de que han aumentado, son quizá parte de la explicación. Entre el 2006 y el 2009 se ha invertido en educación (aunque el argot lo llame “gasto”) alrededor del 3% del PBI, sin que se hayan conseguido cambios perceptibles en la calidad de los resultados para los alumnos. Sin embargo, no puede dejar de reconocerse el gran triunfo político frente al SUTEP. Por primera vez, el Gobierno no fue solo capaz de enfrentarse a este sindicato cuyos intereses son claramente contrarios a los de los alumnos, sino también de “desnudarlos” frente a la población a la cual lograban poner usualmente de su lado y despertar su simpatía. Además, ha reconstruido la infraestructura educativa que estaba en muy mal estado, lo que hace que nuestros alumnos se sientan mucho más motivados en sus colegios.
El Gobierno aprista ha sido también capaz de dejar de lado el síndrome que afecta a muchos gobiernos y que consiste en considerar que todo lo que hizo el anterior fue malo, y, más allá de escaramuzas verbales, ha continuado con la línea de apertura, de integración a mercados, de prudencia fiscal, de apoyo a la inversión privada. Claro, nada es perfecto, y por allí aparecen algunos pecadillos como los relacionados con la insistencia en mantener a ENAPU como socio en las concesiones portuarias. Sin embargo, el grado de inversión obtenido durante este Gobierno indica que las líneas matrices de la economía de mercado no han sido abandonadas y, más aun, han podido demostrar que, complementadas con políticas sociales de alivio a la pobreza dirigidas a la población más vulnerable, funcionan mucho mejor que los experimentos del primer gobierno aprista, en el que dominaban el concepto de Estado empresario y los controles de precios.

Entre el 2006 y el 2009 se ha invertido en educación alrededor del 3% del PBI, sin que se hayan conseguido cambios perceptibles en la calidad de los resultados para los alumnos.

Fuera del campo económico, aquél en el que se logra reducir la pobreza y, por ello, mejorar la calidad de vida de muchos peruanos, el Gobierno de García ha permitido además la libertad de prensa y de expresión en todos sus aspectos. Ello es fundamental para la convivencia en democracia, base para la vida en común de los peruanos. 
Un gran defecto de este Gobierno, al que además no se le da la importancia debida, es la falta de valoración de los funcionarios públicos, carencia que pagamos día a día con retrasos en obras públicas, un trato deficiente al ciudadano y las dificultades para resolver hasta las cosas más sencillas, que terminan a diario en los escritorios de los ministros cuando pudieron ser absueltas por funcionarios de menor nivel. Cuando asumió la Presidencia, García redujo los sueldos de las capas altas de la administración pública en muchos casos hasta en un 50%, con lo que muchos funcionarios dejaron el Estado y no hubo cómo reemplazarlos por técnicos de igual conocimiento, pues el sector privado pagaba mejor. Falta en este campo una reforma que no solo es salarial y que parte de entender que el ciudadano debe ser servido por el funcionario público y no al revés; pero para eso hay que tener funcionarios públicos capacitados y un sistema de meritocracia que funcione. A la vez, es indispensable que se explique a la ciudadanía que debe esperar que los funcionarios públicos trabajen para ellos con competencia y probidad.
García deja el poder en un año y puede volver a ser Presidente. Su mensaje en pro del crecimiento que reduce la pobreza ha calado en muchos que han sentido los beneficios del crecimiento. Hay aún mucho por hacer, pero este Gobierno ha sido sin duda uno con mucho más de positivo que de negativo y nos deja la esperanza de que estamos en el sendero correcto para seguir reduciendo la pobreza gracias a un mayor crecimiento.

García redujo los sueldos de las capas altas de la administración pública en muchos casos hasta en un 50%, con lo que muchos funcionarios dejaron el Estado y no hubo cómo reemplazarlos por técnicos de igual conocimiento, pues el sector privado pagaba mejor. Falta en este campo una reforma que no solo es salarial y que parte de entender que el ciudadano debe ser servido por el funcionario público y no al revés

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