Despejando mitos sobre el Movadef y Sendero

Despejando mitos sobre el Movadef y Sendero

Ideele Revista Nº 241

(Foto: La República)

Publicamos esta colaboración porque consideramos que tiene información interesante que contribuye al debate acerca de cómo analizar y procesar los rezagos de la violencia política.

Sendero Luminoso intentó, de manera infructuosa, durante toda la década de los ochenta darle categoría de presos políticos a sus detenidos y condenados. Pero la letalidad de sus acciones y la opinión pública en contra, hicieron que su pretensión nunca sea debatida en serio.

Sin embargo, más de veinte años después de la derrota de su guerra, los militantes senderistas pueden celebrar el último de sus triunfos y de la manera más inesperada. El gobierno del presidente Ollanta Humala se lo ha entregado en bandeja con la festejada Operación Perseo en la que detuvieron a los principales dirigentes del MOVADEF, que según la Policía y el Gobierno, es el órgano de fachada de Sendero Luminoso.

El temor que aún genera un posible resurgimiento de la subversión- en gran medida promovida por la prensa y los gobiernos de turno- ha hecho que esta operación sea celebrada con fuegos artificiales por los medios adeptos al gobierno. A mi parecer, la Operación Perseo es uno de los hechos más lamentables de la gestión de Ollanta Humala.

Por ser este un tema tan sensible en la historia de nuestro país es necesario hacer el esfuerzo por tratarlo de una manera desapasionada.

El bluff
La detención de los dirigentes de Movadef no se ha debido a un paciente trabajo de inteligencia, como informó el ex ministro Walter Alban. Es la primera vez que se desactiva a una célula subversiva cuyos datos han sido extraídos de documentos formales del Jurado Nacional de Elecciones. Todos los detenidos, incluidos sus dos sexagenarios dirigentes, tenían en común el haber participado en la etapa preparatoria del primer congreso del Movadef y ser dirigentes elegidos por este. Además de coincidir con el organigrama publicado por La República meses atrás. Si buscar información en el JNE era mucha chamba para inteligencia policial, ya el trabajo se lo habían hecho los enteradísimos periodistas de La República.

¿Cuál era el sentido de capturar a un grupo de activistas que desenvolvían una vida pública con total normalidad? A Alfredo Crespo, si no se le ubicaba en sus diligencias a la Base Naval, se le encontraba en su casa. Lo mismo a Manuel Fajardo. Al cantante Walter Humala se le ubicaba con facilidad en cualquiera de sus conciertos, en donde no gastaba sutilezas para confesar su militancia política. Y así, cada uno de los capturados llevaba una vida pública y notoria.

La lógica detrás de la aparatosa captura es la siguiente: “Movadef es solo la fachada de Sendero Luminoso. Sendero Luminoso es una organización terrorista. Los militantes del Movadef son terroristas”. Aristóteles podría revolcarse.

Solo faltaba el elemento probatorio. Es decir, aquello que confirmase de manera clara, más allá de la sospecha, el nexo entre Sendero y Movadef. El gobierno no podía correr el riesgo de patinar, pero felizmente tenían en Walter Albán a un jurista de mucha trayectoria, que esta vez hizo de notario.

Estas pruebas nunca llegaron, como se conoció posteriormente, y tuvieron que reciclar algunas rechazadas por el ex ministro Pedraza. La más grave de todas era una supuesta reunión entre Alfredo Crespo, Manuel fajardo y el Camarada Artemio en el Alto Huallaga. En esta reunión le habrían entregado medio millón de dólares para el financiamiento del Movadef.

No era una prueba sino la declaración de un arrepentido que nunca se pudo probar. Los datos que dio como fundamento fueron desechados por inconsistentes. Ni Crespo ni Fajardo estuvieron ese día en el Huallaga. En la fecha que dio el arrepentido, Crespo se encontraba en el lugar más vigilado del país: la Base Naval.

Por ahí la cosa no avanzaba mucho, pero luego han encontrado algunos documentos en las requisas realizadas en los penales de Chorrillos y Castro Castro en los cuales la relación entre Sendero y Movadef sería explícita. Y eso que aún no se ventila todo el material recabado es las pesquisas a los detenidos. Entre ellos, un balance general del PCP- SL en el cuál se menciona al Movadef como parte de una estrategia conjunta.

Sí pues, Sendero tiene que ver con el Movadef y Colón descubrió América, lo cual puede servir para operativos pomposos y escandalosos titulares pero no necesariamente para darle sentido a una estrategia antisubversiva.

El Movadef es parte de la estrategia de Sendero Luminoso (SL) para trabajar dentro de la política legal. No es nuevo. Es lo que ellos conocen como trabajo de Frente y tiene que ver con su “trabajo abierto”. Hasta ahí la lógica del Ejecutivo y la policía puede tener algún asidero, aunque no sea exacta.

Que Movadef sea parte de la estrategia de Sendero no significa que sean sinónimos. Un miembro de Movadef no necesariamente pertenece a Sendero y un militante de Sendero puede no ser integrante de Movadef. De acuerdo a los datos recabados la gran mayoría de activistas del Movadef no forman parte ni han participado en ninguna reunión orgánica del PCP- SL.

Y si no son miembros de SL y no han realizado ningún acto al margen de la ley (muchos de ellos ni siquiera habían nacido en los tiempos de la guerra interna) ¿de qué delito estamos hablando? ¿Pedir una amnesia general? ¿Coincidir programáticamente con un Sendero desarmado? Si eso no calza con percusión de ideas no sé de qué caso estamos hablando.

En teoría, un miembro del Movadef podría discrepar de la manera como Sendero condujo la guerra en los 80 y discrepar con la dirección de Abimael Guzmán, aunque nunca se hayan hecho públicas estas discrepancias.

Sin embargo, hace tres años cuando recién se fundó el Movadef y se empezaron las discusiones con miras a su Primer Congreso hubo un sector que no estaba de acuerdo con enarbolar la figura de Abimael Guzmán ni del Pensamiento Gonzalo. En el Primer Congreso se impusieron las posiciones más “puristas”. Si uno revisa los primeros documentos del Movadef no se habla del Pensamiento Gonzalo.

El Movadef no es entonces un “organismo generado”, en el cual la relación dirigencia – militancia es vertical. Se trata, como hemos señalado, de un trabajo de Frente que tiene otras características que hacen que sus activistas no necesariamente estén relacionados con el sistema de dirección del Partido. Que ambos pidan la liberad de Abimael Guzmán no significa que sean lo mismo por más rechazo que genere dicha demanda.

Recapitulando: el PCP SL ha podido generar el Movadef, como así parece demostrarlo la documentación requisada, pero eso no significa que los activistas del Movadef sean necesariamente miembros del PCP- SL.

El Sendero desarmado
El otro tema en este asunto es mucho más complicado: Sendero Luminoso es una organización terrorista. Es necesario detenernos en este punto que es el meollo del asunto para cuestionar lo que hasta el momento resulta obvio.

Se está juzgando a Sendero Luminoso como si fuera una organización inmutable desde 1980 hasta nuestros días, desconociendo que en setiembre de 1993 Abimael Guzmán envió una carta al presidente de ese entonces, Alberto Fujimori, para iniciar una ronda de conversaciones que derivaran en un Acuerdo de Paz, y que hasta el día de hoy sigue persistiendo en dicho objetivo.

¿Quién puede creerle a Sendero Luminoso luego de 25,000 muertos y un país en bancarrota? Una cosa no necesariamente tiene que ver con la otra. Luego de las famosas cartas de Gonzalo, la trayectoria de Sendero Luminoso fue el paulatino abandono de sus formas militares.

El problema con Sendero Luminoso es que nunca se le ha tomado en serio. Ni a finales de la década de los 70 cuando agitaba a los cuatro vientos el inicio de la lucha armada. Ni doce años después cuando con la misma belicosidad hacían el llamado al acuerdo de paz. A Sendero, más bien, hay que tomarlo en serio, siempre.

Para comprender el proceso es necesario remontarse a los inicios. Una madrugada de setiembre de 1993, el penal de Canto Grande se estremeció con una agitación singular. Todos los días, los presos senderistas despertaban al resto de la población penal y a los policías que estaban de descanso con las vivas a su Presidente Gonzalo y la celebración de su guerra. Pero esa mañana hubo un cambio sin retorno.

De la exaltación a la lucha armada pasaron a declamar un camino sin armas. Las vivas a Gonzalo siguieron siendo las mismas, pero no se volvió a hablar de Guerra Popular, salvo para afirmar su derrota.

Pero las cosas no fueron nada fáciles para la cúpula senderista. Imponer esa nueva definición a un contingente forjado para la guerra iba a ser mucho más complicado de lo que habían pensado. Se trataba de gente que había sido formada en una lógica en la cual solo podía negociarse tras el triunfo. Guzmán habían zanjado el tema cuatro años atrás en la llamada “Entrevista del Siglo”: “¿Qué razón tiene el plantear el diálogo?, el diálogo simplemente apunta a frenar, a socavar la guerra popular, a eso apunta.”

La bajada de la nueva línea originó una conmoción en los senderistas y hasta algunas rebeliones, que pudieron ser controladas mientras se focalizaron en los penales. Finalmente la posición de Guzmán se impuso en las cárceles, en donde se encontraban los principales dirigentes. En la ciudad los grupos armados fueron desintegrándose, la mayoría asumió la posición de Guzmán y otros renegaron, fueron capturados o perdieron el contacto.

Los testimonios que hemos podido recabar nos hablan de una lucha tenaz al interior de las cárceles en donde incluso hubo violencia. Sendero, una organización que se había caracterizado, hasta ese entonces, por su solidez y hermetismo de pronto se convirtió en un campo de batalla.

Lo pasado pisado
Una de las ideas que más se combatió en esos momentos desde la dirección senderista a sus militantes fue la de “la paz como táctica para salir y luego reiniciar la lucha armada”. La lucha fue tan cruenta que, por esos días, decenas de militantes fueron desfilando en los pasadizos de las cárceles autocriticándose por no haber comprendido “la nueva etapa del Partido”.

Pero en el campo otro era el cantar. Dos dirigentes del Comité Central dirigían a un importante contingente armado. Feliciano en el VRAE y Artemio en el Alto Huallaga. Quien había asumido la dirección de Sendero era Feliciano, que mantenía una posición recalcitrante respecto a la lucha por el acuerdo de paz.

Al inicio, argumentaba en sus documentos que quien había hecho el llamamiento al acuerdo de paz era un impostor, pero luego ante la evidencia y la ida y venida de diversos dirigentes a la Base Naval (conversaciones posibilitadas por el gobierno fujimorista en función de la desarticulación final de los grupos armados), se pronunció de manera abierta en contra de Guzmán y su nueva política.

La pregunta central es ¿el Movadef representa una amenaza para la democracia? ¿Lo representa el PCP – SL desarmado? ¿Están pensando en superar el recodo para iniciar la lucha armada?
El seguimiento que le he venido haciendo al tema desde hace varios años, revisando documentos internos y realizando entrevistas, me hace pensar que no representa ningún peligro. Esta afirmación puede sonar superficial e irresponsable tomando en cuenta la magnitud de los daños imputados a Sendero Luminoso, pero nuevamente una cosa no tiene que ver con la otra. En verdad, Sendero Luminoso es una organización bastante predecible.

El día en que Sendero decida volver a iniciar la lucha armada no va a usar artilugios. Lo más probable es que lo grite y lo pinte en las paredes. ¿Alguna vez necesitó Sendero Luminoso de la legalidad para reventarnos sus bombas?

Además de predecible es una organización bastante controlada. Sus documentos en los cuales definen políticas y líneas de acción son públicos. Si un investigador independiente puede tener acceso a su documentación interna y a hablar con sus integrantes ¿podemos creer que Inteligencia no? Si es que no lo tienen y realmente se creen la historia de un Sendero preparándose para reiniciar la lucha armada, entonces, deberían cesarlos por incompetentes. Pero si a sabiendas crean todo este clima de pánico, entonces se trata de una inadmisible manipulación.

Sendero, desde el plano ideológico, no pueden renunciar a la idea de la lucha armada porque es parte de cómo conciben la historia. Para ellos los grandes cambios históricos se resuelven a través de procesos armados. Sendero no es el único caso. Hasta hace muy poco el mismo Patria Roja de gran tradición en la vida democrática del país no descartaba la vía armada, ni tampoco venerados dirigentes de izquierda. No se puede juzgar a una organización política por la forma en cómo ve el futuro, sino por sus actos y planes. La misma constitución prevé en su artículo 46 el alzamiento: “La población civil tiene el derecho de insurgencia en defensa del orden constitucional”. Ojo, no estoy diciendo que la guerra de Sendero Luminoso haya sido constitucional, sino que eso de hacerlos jurar que no van a volver a tomar las armas es muy relativo. Por último podrían hacerlo y luego desdecirse. El debate y la comprensión de las posibilidades de un retorno a las armas están por otro lado.

¿Por qué Sendero Luminoso abandonó las armas? De acuerdo a la ideología senderista sin Jefatura no hay revolución. Una vez detenido Guzmán el Partido y la guerra quedaban sin rumbo. Los que querían continuar la guerra decían “a Rey muerto Rey puesto”. Una de las cuestiones que se obvia en el análisis es lo difícil que resultó para los seguidores de Guzmán imponer la finalización de la lucha armada. La confrontación entre las dos posiciones (los que querían terminar y los que la querían continuar) llegó a niveles violentos. En las cárceles se agarraron a golpes. Es harto sabido a los extremos de violencia que llegó la lucha armada en el Perú. Sin embargo, al interior de la organización, los problemas se resolvían a través de la llamada “lucha de dos líneas”, es decir la crítica y autocrítica en función de su ideología. La violencia física no estaba dentro de un esquema doctrinario que consideraba la discrepancia como un problema ideológico. Existían si, las sanciones y en casos muy graves la expulsión.

Para que Sendero Luminoso reinicie la lucha armada debe contar con una jefatura (que no sería la de Abimael Guzmán) y para que esta llegue a consolidarse e imponerse deberían pasar al menos 30 años (de acuerdo al cálculo senderista). Además de ello, se debe tener en cuenta el contexto. Las condiciones no son favorables a un proceso revolucionario ya que el mundo vive un repliegue revolucionario (también de acuerdo al análisis que hace Sendero).

Estamos hablando, entonces, de una amenaza que solo podría concretarse como mínimo de acá a ¿50 años? (tener en cuenta la etapa de preparación de una insurrección), cuando la mayoría de los dirigentes actuales de Sendero hayan fallecido ¿cómo será el país en ese entonces?

¿En qué está pensando Abimael Guzmán?
Otro punto importante es ¿cuándo ha necesitado Sendero de la legalidad para pensar en hacer acciones violentas? ¿Por qué tanto temor a que un grupo bastante minoritario se pronuncie a favor de la amnistía? ¿Realmente cree Guzmán que se va a concretar y él va a salir libre?

Las respuestas a estas preguntas nos pueden abrir un horizonte más.

No, Sendero no requiere de la legalidad para poder hacer una reingeniería y relanzamiento de su aparato subversivo, antes más bien, sería un impedimento. Antes de 1980 cuando ya las cartas estaban jugadas al inicio de la lucha armada, habían pasado a la clandestinidad y desde ahí realizaban sus acciones de propaganda. Es lógico, si piensas en tomar las armas debes tener a todos tus dirigentes a buen recaudo. La alternativa de manejar dos aparatos diferenciados, cada uno con sus propios dirigentes- como en el caso del MRTA- no calza dentro de la lógica de “construcción concéntrica” del maoísmo senderista donde el Partido dirige todo.

Tampoco creo que Guzmán piense realmente que a partir de una lucha por la amnistía general le den libertad a él y a Miriam. Hay un documento interno en donde Guzmán prácticamente descarta la posibilidad de su liberación. No es reciente, data hace casi como 15 años, es decir cuando aún se hablaba de un posible Acuerdo de Paz. Guzmán decía que la garantía del cumplimiento del acuerdo de paz eran justamente él y Miriam, aceptando que ellos seguirían en prisión.

¿Entonces cuál sería el sentido y la obstinación por la amnistía general de parte del PCP- SL y el Movadef? Es un tema de estrategia y principio. Un movimiento armado vencido que asume su derrota no puede renunciar a la lucha por la amnistía, salvo que haya sido absolutamente desarticulado, y este no es el caso de Sendero. Se trata también una plataforma de lucha política que le permite hacer un trabajo organizado, con bases y reivindicaciones políticas. Es una forma de hacer trabajo desde la legalidad, que es precisamente lo que les interesa ahora.

Uno de los grandes debates al interior de Sendero es precisamente cómo pasar de una lógica de tercera etapa (guerra) a una de cuarta etapa (no guerra). Además que realmente apuestan por sacar, en este proceso, a la mayor cantidad de militantes posible (lo que han logrado hasta ahora es volver a meter a los antiguos y a un puñado de nuevos más).

Otra cosa que se obvia, y que debería conocer la Inteligencia (¿deberíamos poner esta palabra entre comillas?) de la policía, es que para el Movadef la lucha por la amnistía hace ya hace tiempo que ha pasado a ser secundaria. En el momento de su detención el Movadef estaba más concentrado en lo que lo que ellos llaman “la lucha por los derechos fundamentales”. Es decir la hipótesis de “amnistía para reiniciar” no se sostiene por ningún lado.

Artemio y el Sendero de Guzmán
Si bien las pruebas acerca de la relación Movadef- Huallaga se han desvirtuado por los testimonios falsos, se persiste en la lógica de pensar que cuando Artemio estaba libre existía una conexión entre esta columna militar y el Sendero dirigido por Abimael Guzman.

Para quien no ha investigado el tema se trata de una asociación lógica, pero la realidad es mucho más compleja. ¿Hubo contacto entre los seguidores de Guzman y Artemio cuando este se encontraba en el Huallaga? Todo parece indicar que sí. La pregunta inmediata es ¿en qué consistió esta coordinación?

Artemio había asumido la nueva política establecida por Abimael Guzman, pero el Comité Central consideraba que les estaba generando problemas, justamente por este doble juego de enarbolar el acuerdo de paz por un lado y continuar con sucesivas acciones armadas.

El ejemplo que se pone para cuestionar la sinceridad del planteamiento en favor de la paz, es la captura de Cahuana Yuyali, a quien la policía bautizó como “el ideólogo”. Se trata de un antiguo militante que tras pasar más de diez años de encierro en el penal de Castro Castro viajó al Huallaga para integrarse a la columna del camarada Artemio. Basta esta información para generar un titular exitoso o para un discurso público que pretenda demostrar los nexos. Pero la pregunta debe ser ¿para qué viajó Cahuana?

Si bien Artemio había asumido la política del acuerdo de paz, sus acciones generaban problemas a la estrategia senderista. Tanto así que en diversos comunicados públicos tuvieron que deslindar con las acciones armadas, tanto las del VRAEN como las del Huallaga. El problema es que el grupo de Artemio manejaba el mismo discurso que la facción de Guzmán. El viaje de Cahuana tuvo que ver con cuadrar a Artemio. Si bien no consiguieron que abandone las armas, su discurso fue cambiando (ya no tenía los “lapsus” de admitir relación con narcotraficantes) y sus acciones se volvieron cada vez más defensivas. En ese ínterin detienen a Cahuana y más tarde a Artemio. Como demuestran investigaciones posteriores, el líder de la columna del Huallaga, en el momento de su caída, ya había decidió deponer las armas y solo esperaba obtener algunas condiciones favorables. Toda esta información la conoce la policía.

¿Es tan difícil entender que el Sendero Luminoso de Abimael Guzmán desde hace muchos años no tiene la menor intención de reiniciar su lucha armada y están embarcados, en serio, en hacer política dentro de los cánones democráticos? Si, es difícil, pero es verdad.

Al interior de Sendero, hoy está sucediendo algo insólito para el tipo de organización que ha sido: se está cuestionando de manera abierta la dirección de Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre

La heterogeneidad que no se quiere ver
Otro de los enfoques erróneos respecto al Movadef y en general a todos los seguidores del Acuerdo de Paz, o ahora “solución política”, es que se les ve como un grupo homogéneo. Error. Al interior existen múltiples fisuras que el Estado peruano lejos de aprovecharlas, las ignora, los victimiza y, de esa manera, legitima sus demandas.

El contingente de integrantes de Sendero que en un primer momento respaldó el llamado al acuerdo de paz fue mayoritario, sin embargo, poco a poco se fue diluyendo. Es cierto que el Movadef ha logrado aglutinar a algunos jóvenes pero también hay muchos militantes antiguos que se han separado por divergencias ideológicas.

Al interior de Sendero, hoy está sucediendo algo insólito para el tipo de organización que ha sido: se está cuestionando de manera abierta la dirección de Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre. No estamos hablando de aquellos que están en el VRAEM, que hace mucho tiempo los condenaron a muerte, sino de aquellos que en algún momento decidieron acatar el llamado de su jefe y que hoy siguen manteniendo una posición favorable a una “solución política”.

A raíz del acto en que intentaron boicotear la presentación del libro de Gonzalo Portocarrero, un grueso de activistas del Movadef se separó. En el interior de Sendero también generó un cisma la marcha de banderas de hace cuatro años al interior de San Marcos. Pero mucho antes de la creación del Movadef ya existían una serie de pugnas que se venían desarrollando.

“Estamos en un momento especial para el Partido, no existe una dirección única, en estos momentos contienden muchos grupos por la dirección del Partido. Se impondrá el que mejor sepa expresar la línea ideológica y política. El Movadef es solo uno de esos grupos, pero nosotros hace tiempo dejamos de hacer acciones con ellos”.

Las declaraciones provienen de un antiguo militante de Sendero que estuvo un tiempo dentro del Movadef pero decidió separarse junto con un grupo de 30 personas. Los conflictos se iniciaron en los penales y los factores fueron múltiples y acumulativos. Luego que las conversaciones para el Acuerdo de Paz no prosperase, la comunicación entre Guzmán y sus bases se rompieron por muchos años. En ese periodo la tensiones se comenzaron se comenzaron a agudizar y la aglutinación lograda en torno a la nueva política se empezó a diluir.

Además de los problemas de sucesión de mando (algunos se sintieron llamados a reemplazar al llamado “Presidente Gonzalo”), se empezaron a ventilar temas como la derrota de la guerra o si “la subversión seguía siendo el problema principal del Estado peruano”.

Se trataba, en verdad, de temas capitales porque tenían que ver con las acciones a desarrollar. La dirección central (sin comunicación con Guzmán) se resistía a reconocer la derrota de la guerra, mientras un creciente grupo de militantes y de cuadros presionaba para que se haga un reconocimiento público de esta.

En la actual lucha de facciones en la que se encuentra Sendero, otro grupo está cuestionando de manera pública la dirección de Guzmán y pidiendo que se realice una especie de comisión de la verdad dentro de la misma organización para determinar qué pasó con la muerte de Augusta la Torre. Además de innumerables críticas a como Guzmán condujo la guerra desde 1980.

Las puyas al interior de Sendero son diversas y se discuten diversos puntos, desde la conveniencia de haber iniciado la guerra en los 80 hasta la autocrítica y balance prometidos por Gonzalo y Miriam. Sin embargo, hay un punto que no se discute y que nadie pone en duda: el reinicio de la lucha armada. Hasta la facción más radical de Sendero Luminoso es partidario de una solución política y de persistir en el camino sin armas. He podido tener acceso a documentos internos, actas de reuniones y diversas entrevistas a miembros de las distintas facciones (parte de una larga investigación acerca de la guerra interna) y no he encontrado ningún signo que calce dentro de una lógica de volver a tomar las armas.

Lo que he podido observar es, más bien, que en las facciones disidentes existe una inquietud por comprender el proceso que vivieron durante todos los años de la guerra y saldar algunas cuentas con sus dirigentes. También he notado un reconocimiento (no explícito) de sus errores. No quieren seguir cargando con la responsabilidad que el Estado, la sociedad y la misma realidad les ha impuesto.

Desde la facción hegemónica (la más vinculada a Guzmán y a Elena), los esfuerzos se concentran en poder consolidar el paso de guerra cruenta a la de guerra incruenta, como ellos mismos le llaman, eso implica la lucha por la amnistía general y el vadear sus conflictos internos.

¿Cerrar las heridas?
La acción del Estado peruano en la operación Perseo es un despropósito pero a la vez es muy grave. La sociedad, el gobierno y los partidos políticos tienen todo el derecho a repudiar el olvido y el perdón para personas que han cometido delitos. Lo que no se puede es meter a la cárcel a las personas que tengan este planteamiento. Es la primera vez en la historia que se penaliza a un grupo cuyo objetivo es insertarse dentro de la lucha política.

Para quienes el tema de la amnistía es una anatema deberían revisar la experiencia colombiana y los innumerables crímenes atribuidos a las FARC, aquel grupo sedicioso cuyos dirigentes están sentados, en este mismo momento, con funcionarios del gobierno.

Desde el término de la guerra interna todos los presidentes han usufructuado de este tema. Pareciera que a ninguno le conviene dar por a cerrado el asunto. No lo hizo el mismo Fujimori que se jactaba de haber terminado con el terrorismo. Tampoco Toledo que no tenía ningún empacho en tildar de terroristas a quienes radicalizaban sus protestas. Lo mismo que Alan García que amenazó con volver a implantar la pena de muerte para terroristas y violadores. El tema de la subversión se ha convertido en una especie de comodín para los sucesivos gobiernos. El uso del miedo como medio de control social es perverso.

A todos les conviene tener victorias sobre Sendero, a nadie le conviene terminar de cerrar el tema.

Ollanta Humala prometió cerrar las heridas de la violencia política. Su despreocupación por las reparaciones a las víctimas de la violencia política y la captura de quienes piden la amnistía nos dan una idea clara de qué entendía por este proceso ¿También ayudó a cerrar heridas cuando estuvo a cargo de la base de Madre Mía? En todo caso, Humala parece haber olvidado las veces en que le preguntaba a sus más cercanos colaboradores, antes de empezar la campaña del 2011, su opinión acerca de darles libertad a todos los presos de la guerra interna como una expresión de una reconciliación nacional. Al parecer, en este como en otros casos, Humala terminó mandando a la cárcel a quienes pensaban como él.

 

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Un buen analisis sin decirse

Un buen analisis sin decirse que el autor simpatiza o menos con las ideas radicales de un partido no reconocido legalmente pero ideologizado por sus huestes que partido no lo es? lo de operativo perseo podia haberse llamado PIERDESEO porque la fabrica de pruebas no funciono como debiera segun el sr. desesperado galindo que solo se asusta de sus traumas, ninguno de los analistas serios daba un centavo por esa operacion que yo la llame el mismo dia CAZA FANTASTICOS con un aire de PSICOSOCIAL para tapar una VERDAD INCOMODA como dice Kerry! HOY los jueces que dieron libertad restringida a las Personas detenidas se podria decir hasta injustamente han sido cambiados como parte de una llamada de atencion organica desde los ejes centrales de un conocido y desconocido jefe del comando conjunto para beneplacito de los que esperaban el tropiezo! y ni Cubas ni el Jefe del operativo han dado la cara sino que alguien menos llamado a salido a protestar esa libertad! COSAS DE LA VIDA y mas que nada volviendo al pasado no al futuro de los diferentes PSCOSOCIALES nos acostumbramos si!!

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