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He sido siempre sumamente

He sido siempre sumamente crítico con Abimael Guzmán y el "pensamiento Gonzalo". Su caída, como he escrito, se debió a un hecho sin sangre, a un operativo de inteligencia que no significaba una derrota en el campo militar. Esto último demuestra dos cosas: la fragilidad del PCP-SL y lo patéticamente absurda que fue la política de tierra arrasada de las Fuerzas Armadas, la misma que no derrotó a SL. Las violaciones a los DDHH sólo alimentaron, legitimaron y fortalecieron al PCP-SL en sectores sociales duramente golpeados por los militares. Pero decir que la violencia fue generada por una ideología o por un "ideólogo", es caer en el subjetivismo, pues se obvian factores sociales, políticos y económicos que resultan imposibles de soslayar. La violencia de los 80-90 es el resultado de una historia sumamente violenta y desigualitaria, de factores señalados que el PCP-SL supo capitalizar y conducir por el derrotero equivocado. Guzmán, quien acusó a toda la izquierda de "revisionista", revisó el marxismo. Trastocó las leyes de la dialéctica y concluyó reduciéndola a aquello que llamamos "fundamentalismo gonzalista". Por lo tanto, la derrota de SL y la claudicación de Guzmán no sólo se debe a un operativo policial, sino a su insuficiencia en el campo político e ideológico. Malinterpretó al Perú en función de su estrategia militarista, pero hubo una izquierda que rehuyó la polémica de ideas y terminó alineándose con el estado. Y hubo también un interés de los mandos militares de prolongar la guerra: de esa carta de navegación se salió el grupo del GEIN. Como los últimos gobiernos no han cambiado la situación, las condiciones que dieron lugar a la violencia continúan. El estado sigue matando, los militares genocidas siguen impunes, la pobreza y miseria extrema continúa.

Entrevista