Este es sin duda el mejor
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La desnutrición crónica y la anemia infantil son dos flagelos que todo país civilizado debe vencer. La primera ha venido disminuyendo desde los años 90 hasta el año 2015 en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), con el compromiso de todos los países de reducir, por lo menos, a la mitad de lo que era a inicios de los años 901. En Perú ese reto significaba reducir de 36.5% a por lo menos la mitad (18%) en los niños menores de 5 años; pero la reducción fue mayor pues en el 2015 la desnutrición crónica fue 14.4%.
En el caso de la anemia infantil, es decir una cantidad de hemoglobina en sangre inferior a 11g/100 ml en niños de 6 a 36 meses2, si bien no fue parte de los ODM, también formó parte de la política nutricional del país, logrando una reducción sostenida hasta el año 2011, según la información proporcionada por el INEI, pero con una clara reversión en el período 2012-2014 y un estancamiento en el período 2015-20183. La evolución de la desnutrición crónica infantil (DCI) y de la anemia en ese largo período se observa en el Gráfico 1:
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La fuente de verificación de ambos problemas es la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) que realiza el INEI desde 1988, aunque la anemia sólo fue incluida a partir del año 1996. Hasta el año 2004 se realizaba cada 4 años, pero a partir de ese año se aplicó la ENDES continua que proporciona datos anuales. En la medida que el factor altura puede alterar una adecuada medición de la anemia debido al exceso de hemoglobina en sangre en la población de la sierra, la ENDES desde 1996 realiza una corrección con base en estándares científicos internacionales.
Período 1992–2000: Impulso a programas nutricionales
Durante la década de los 90, en el marco de las políticas de ajuste estructural que se aplicaron, se impulsaron también programas sociales de alivio a la pobreza como los señalados a continuación:4
Según Du Bois (2004) el problema con estos programas en los 90 fue la gran cantidad de instituciones a su cargo, pero sobre todo la superposición de poblaciones objetivo y metas de los mismos. Así, hacia 1999, existían siete programas destinados a atender a niños entre 0 y 5 años y cinco programas que se ocupaban de la población de entre 6 y 14 años.
Esta diversidad ocasionó considerables duplicaciones en el gasto. El economista Enrique Vásquez estimó que para el año 2000 el costo de la yuxtaposición de estos programas le significó al Estado más de US$ 100 millones, es decir un 40.6% del gasto en programas de nutrición y alimentación y un 11.5% del gasto total en programas de lucha contra la pobreza.5
Resultados: Reducción en DCI y Anemia
En el caso de la DCI se constata una reducción del promedio entre el año 1992 y el año 1996; pero entre el año 1996 y 2000 no hay una variación significativa, pese a que en el ámbito urbano sí se reduce 2.8 puntos entre 16.2% en 1996 y 13.4% en el año 2000, tal como se observa en el Gráfico 2:
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Como ya se ha señalado, la ENDES empezó a medir anemia en niños y niñas recién en la encuesta del año 1996. Por esa razón el Cuadro 2 sólo incorpora los datos del año 1996 y del año 2000.
Se observa una reducción importante de la anemia en niños de 0-36 meses, de 6.8 puntos, entre el año 1996 y el año 2000.
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Período 2000-2005: Retroceso en DCI y Anemia
Luego de la aprobación de los ODM por el país, en el año 2002 se aprobaron las Políticas del Acuerdo Nacional. La Política Décimo Quinta está referida a la Promoción de la Seguridad Alimentaria y Nutrición, en los términos siguientes6:
“Nos comprometemos a establecer una política de seguridad alimentaria que permita la disponibilidad y el acceso de la población a alimentos suficientes y de calidad, para garantizar una vida activa y saludable dentro de una concepción de desarrollo humano integral.”
Y como parte de los acuerdos específicos se incluye el inciso “k”7:
“Asegurará el acceso de alimentos y una adecuada nutrición, especialmente a los niños menores de cinco años y lactantes, mujeres gestantes y niños en etapa escolar, pobres, pobres extremos y vulnerables, así como familias en situación de pobreza o riesgo, promoviendo una amplia participación, vigilancia y autogestión de la sociedad civil organizada y de las familias beneficiarias.”
Esa política del Acuerdo Nacional con relación a la nutrición infantil se sustentó en una estrategia basada en los siguientes principios8:
Las principales intervenciones programáticas que se propusieron como parte de la estrategia, son las siguientes.
Los cambios institucionales propuestos incluyeron:
Resultados: Retroceso en DCI y Anemia Rural
Pese a las políticas aprobadas en el Acuerdo Nacional y a la Estrategia por la Nutrición Infantil, la ejecución mostró resultados negativos en la lucha contra la desnutrición crónica infantil y la anemia en niños de 6 a 36 meses de edad, como se observa en los Gráficos 3 y 4 respectivamente.
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Es notorio que en el período 2000-2005 hubo un retroceso en los indicadores de la desnutrición crónica en menores de 5 años. En la población rural se retrocedió 7 puntos porcentuales, de 40.2% en el 2000 a 47.1% en el 2005; en la población urbana se retrocedió 4.4 puntos, de 13.4% a 17.8%; y en promedio se retrocedió 5.6 puntos, de 25.4% a 31.0%.
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En el caso de la anemia en niños de 6 a 36 meses, si bien hay una reducción en el promedio de 60.9% en el año 2000 a 57.7% en el año 2005, se percibe un incremento de la anemia en el ámbito rural de 61.6% a 64.5%. Sin embargo, en el ámbito urbano se reduce 7.2 puntos, de 60.4% en el año 2000 a 53.2% en el año 2005.
Período 2006 – 2011: La Estrategia CRECER mejora resultados
El retroceso observado en la lucha contra la desnutrición crónica, tanto en el ámbito rural como en el ámbito urbano, y también en la lucha contra la anemia en el ámbito rural, llevó desde el 2005 a proponer ajustes en la política nutricional. Estos ajustes se hicieron a través de la estrategia Crecer y estuvieron referidos principalmente a una mayor coordinación intersectorial e intergubernamental, así como acciones sobre los determinantes como agua y desagüe y reforzamiento de los insumos nutricionales como hierro y multimicronutrientes (MMN):
En el estudio de la Universidad del Pacífico (2009), realizado por las investigadoras Arlette Beltrán y Janice Seinfeld9, se resalta los aspectos más importantes de las políticas en esa etapa:
“Las cinco variables más importantes para el modelo que incorpora al país en su conjunto son el peso al nacer, la tasa de desnutrición crónica de niños entre 6 y 9 años del distrito, las raciones per cápita de alimentos provistas en el distrito por el Programa Integral de Nutrición (PIN), el sexo del niño y la edad de la madre. Ello lleva a resaltar la importancia de atender el problema nutricional desde antes del nacimiento del niño, y la elevada posibilidad de perpetuación del problema, que se va reproduciendo en los niños más pequeños de cada familia, si es que este problema no es atacado tempranamente.”
Resultados: Reducción de la desnutrición crónica y la anemia infantil
Como se puede observar en el Gráfico 5, en este período se retomó la tendencia a la reducción de la desnutrición crónica
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De otro lado, también se mostró resultados positivos en la reducción de la anemia en menores de 3 años, como se observa en el Gráfico 6:
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Entre el 2005 y el 2011 la anemia se redujo en promedio de 57.7% a 41.6%; pero la mayor reducción fue en zonas rurales, que descendió 15 puntos en el período, de 64.5% a 49.6%. También en las zonas urbanas se produjo una reducción de 53.2% a 37.5%, aunque en el 2008 creció a 56.3% probablemente relacionado con la alteración de los programas sociales por el terremoto de Pisco en agosto 2007 y el drástico ajuste presupuestal del 2008 frente a la crisis internacional.
Período 2011 – 2018: Se mantiene tendencia en DCI y se estanca lucha contra la anemia
Si bien en el período se mantuvieron las políticas generales del período anterior, es demostrable que con el cambio de gobierno hubo una gran desorientación en las políticas sociales. Una de las estrategias inicialmente desatendida fue la adquisición y provisión de MMN para la continuidad de la lucha contra la anemia. Aunque eso se corrigió en los años posteriores, no se pudo evitar un recrudecimiento de la anemia, a diferencia de la desnutrición crónica que continuó descendiendo.
Resultados: Reducción de la DCI y retroceso en la lucha contra la anemia
Como se observa en el Gráfico 7, desde el 2011 hasta el 2018, la desnutrición crónica ha continuado la tendencia decreciente, cumpliendo la meta de los ODM comprometida por Perú al 2015:
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Sin embargo, como se observa en el Gráfico 9 la anemia subió entre el 2011 y el 2014, aunque luego se estabilizó en niveles todavía altos entre el 2015 y el 2018.
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Situación actual: el Plan Multisectorial de Lucha contra la Anemia 2018-2021
En mayo del 2018, la Comisión Interministerial de Asuntos Sociales (CIAS) aprobó el Plan Multisectorial de Lucha Contra la Anemia, que fue refrendado por el Decreto Supremo 068-2018-PCM de julio 2018.
Se establecen 29 indicadores de seguimiento multisectorial:
Y además, metas nacionales y regionales para los años 2018, 2019, 2020 y 2021, que es fácil demostrar que no se han cumplido.
Sin embargo, como lo señalan las conclusiones de la sistematización de experiencias exitosas de reducción de la anemia en diferentes regiones, impulsada por la Mesa de Concertación y Lucha Contra la Pobreza (MCLCP), es fundamental aplicar algunas estrategias claves:
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1Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000), meta de desnutrición crónica infantil en el ODM1. Naciones Unidas.
2OMS (2011), Concentraciones de hemoglobina para diagnosticar la anemia y evaluar su gravedad. Ginebra.
3MINSA (2017), Plan Nacional de reducción y control de la Anemia 2017-2021
4Du Bois, Fritz. Programas sociales, salud y educación en el Perú: Un balance de las políticas sociales. Instituto Peruano de Economía Social de Mercado (IPESM). 2004.
5Vásquez, E. y Riesco, G. “Inversión social para un buen gobierno en el Perú”. Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico. Lima. 2000.
6Décimo Quinta Política del Acuerdo Nacional.
7Idem.
8Tufts University (2001), “Reducción de la desnutrición crónica en el Perú: propuesta para una Estrategia Nacional”.
9Beltrán, Arlette y Janice Seinfeld (2009), “Desnutrición Crónica Infantil en el Perú Un problema persistente”. Universidad del Pacífico.
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Enviado por Daniel Cotlear (no verificado) el
Este es sin duda el mejor análisis que he visto sobre el tema resumiendo series de tiempo de casi dos décadas y citando los principales estudios de autores nacionales (incluyendo a Dubois, Vásquez, Beltrán-Seinfeld). Gracias a Oscar Ugarte por reunir toda esta información y presentar un resumen de la situación. Quisiera a forma de comentario sugerir algunas conclusiones e implicancias adicionales a las que ofrece el autor.
1. No sabemos cómo bajar la anemia. La teoría nos dice que se necesita Liderazgo, coordinación intersectorial nacional, coordinación intergubernamental, participación comunitaria, disponibilidad de alimentos variados aun en zonas donde la agricultura local no los produce, agua segura para todos, hierro delicioso y sin efectos secundarios… Si en Perú todo eso funcionara, no habría anemia, pero ya estaríamos en la OCDE exportando software y volando a la luna. La pregunta operativa no es cuál es el mundo perfecto sino como hacer que, en un Perú imperfecto, se logren el mínimo conjunto de condiciones para reducir la anemia. La respuesta honesta es que no sabemos.
2. No hay forma de demostrar en forma rigurosa ninguna de las explicaciones que los distintos expertos postulan porque la data disponible no lo permite. Hubo períodos de mejora cuando la mortalidad infantil, la desnutrición crónica y la anemia mejoraron y hubo períodos en que los tres indicadores divergen…no se sabe por qué. ¡El Marco Lógico del PPR y otros programas asume que las mismas intervenciones debieran reducir los tres indicadores – tan es así que el PPR considera que la reducción de anemia es un indicador intermedio en la función de reducir la desnutrición crónica infantil!
3. Hay una fuente de datos obvia y que sigue sin utilizarse a pesar de la importancia que ahora se le da al tema: el registro de monitoreo del CRED. El país ha invertido mucho en el sistema de información del CRED, debiéramos usar esos datos para ver cómo evoluciona la anemia de cada niño que se atiende en el CRED. Sabemos qué tratamiento se les dio y podríamos ver quienes evolucionan mejor. Los padres de estos niños tienen derecho a saber si su hija ha mejorado, para ello es necesario utilizar datos nominales y no solo los de encuesta. En el pasado solo se disponía de datos de encuesta, hoy debiéramos poner en valor los sistemas de información que ya dispone el país.
4. Hay que impulsar experiencias locales monitoreadas (dentro de los parámetros del plan nacional). Invitar a las universidades, organizaciones civiles y gobiernos locales a crear aliaas y lanzar experiencias locales con monitoreo en tiempo real. Utilizando la información del CRED y usando los parámetros del plan nacional de lucha contra la anemia, veamos que inventan para zonas rurales los colegas del altiplano y si funciona mejor que la experiencia en Apurímac y en zonas urbanas veamos que inventan los sanmarquinos trabajando de la mano con las autoridades de SJL y como compara con los colegas de otras zonas. Dejemos el sistema estándar para las zonas con poca capacidad, pero otorguemos a las zonas con mas capacidad de la flexibilidad necesaria para tomar decisiones. En poco tiempo debiéramos poder tener un tablero de información comparando cómo evoluciona la anemia en algunas regiones, municipios, redes e incluso dentro de una red entre equipos de trabajadores comunitarios. Esto es Ciencia Aplicada y debiera ser financiado por Concytec.
5. Sería importante también discutir con datos la efectividad de los instrumentos de incentivos de gobierno sobre la anemia. ¿Ha funcionado el PPR? ¿El SIS? ¿Los programas del MIDIS? ¿Los convenios con regiones?