Combate a la pobreza: más allá del debate sobre las cifras
Combate a la pobreza: más allá del debate sobre las cifras
Hace unas semanas tuvimos, a través de la prensa escrita, una interesante polémica en torno a la pobreza y desigualdad en el país y la relevancia de los programas sociales. El debate fue muy bien zanjado por Richard Web respecto a que, entre los años 2007 y 2013, contra lo que señala la economía convencional, en nuestro país fueron los pobladores de zonas rurales los que tuvieron un mayor crecimiento de sus ingresos: 47% versus 16% de los población urbana.
Sin embargo, siendo interesante y necesaria esta discusión, sólo quedó a nivel de los resultados (reducción de pobreza) y no derivó en análisis de alternativas de acción sobre cómo lograr que el Estado en su conjunto sea más efectivo en vulnerar los diversos problemas que limitan el desarrollo, incluyendo la pobreza, ciertamente. Esta segunda discusión, ausente en el debate inicial, es muy relevante puesto que sólo entre los años 2007 y 2013, el gasto público en los tres niveles de gobierno ascendió de 57,2 mil millones a 115.6 mil millones de nuevos soles. Es decir, ahora hay mucho más recursos y por lo tanto, correspondería esperar más y mejores resultados a favor de la población. La pregunta es: ¿Cómo hacer que ello ocurra? ¿Son suficientes mayores recursos?
Lograr resultados a favor de la población, tales como la reducción de la Desnutrición Crónica Infantil (DCI), la reducción de la anemia en menores de 36 meses o el incremento de los niveles de comprensión lectora y lógico matemática en niños al 2° grado de primaria es una responsabilidad compartida por los tres niveles de gobierno. Esta corresponsabilidad confiere complejidad a su logro, puesto que el éxito depende en gran medida, además de los recursos bien asignados a las prioridades, del alineamiento de procesos y procedimientos institucionales, burocráticos y operativos. Estos deben lograrse para entregar con oportunidad y calidad los bienes y servicios que se necesitan para el resultado. No es suficiente que cada uno “cumpla con su rol y funciones”.
El uso de incentivos al desempeño constituye una herramienta poco conocida por la opinión pública, pero cuya potencia es ahora reconocida. Para ello, las entidades públicas suscriben compromisos de gestión y de logro de mayores coberturas de servicios fundamentales para el logro de resultados claves. El cumplimiento de estos compromisos implica la entrega de un premio institucional al buen desempeño, que consiste en el desembolso de un monto de recursos que pueden ser utilizados por las entidades para mejorar sus capacidades de gestión o ampliar el alcance de sus intervenciones. Lo atractivo para las entidades, es que este monto, aunque no significativo, permanece para la institución aún si no es ejecutado en su totalidad, a diferencia del presupuesto regular, que revierte presupuestalmente al Tesoro Público. Además genera un efecto competitivo entre ellas, puesto que ninguna desea quedarse atrás en el cumplimiento de los acuerdos y compromisos.
El éxito depende en gran medida del alineamiento de procesos y procedimientos institucionales, burocráticos y operativos
El Fondo de Estímulo al Desempeño y Logro de Resultados Sociales (FED), creado por la Ley de Presupuesto 2014, tiene esta impronta. El FED opera a través de la suscripción de Convenios de Asignación por Desempeño (CAD) entre las entidades seleccionadas y los ministerios de Economía y Finanzas y Desarrollo e Inclusión Social. La eficacia del FED reside en la manera cómo se determinan los compromisos de gestión y metas de cobertura de servicios.
En primer lugar se priorizan resultados relevantes para el país, particularmente relacionados al desarrollo infantil temprano. En segundo lugar se identifican qué servicios son los que “funcionan” para lograr estos resultados. A partir de esta última identificación, los equipos técnicos, determinan los hitos de gestión más importantes que permiten asegurar que al final del día, los ciudadanos y ciudadanas, reciban oportunamente dichos servicios. Por ejemplo, para lograr una adecuada suplementación con micronutrientes (servicio) para la reducción de la anemia (resultado) se requiere que los insumos (micronutrientes) estén disponibles en cantidad y calidad adecuadas en el punto de atención al ciudadano (centro de salud). En este caso, un compromiso de gestión sería “proporción de establecimientos de salud de primer y segundo quintil de pobreza que cuentan con disponibilidad de micronutrientes” señalando una meta a alcanzar. Las metas de cobertura se determinan en función a la proporción de población más pobre que accede al servicio. En este último caso se tendría que establecer una meta de cobertura tal como “al finalizar el año 2014, la cobertura de niños y niñas menores de 12 meses con suplementación por micronutrientes, controles de crecimiento y desarrollo, vacunas y tenencia de DNI es de alrededor del 40%” (el punto de partida podría haber sido 20%).
En tercer lugar, y no menos importante, resulta que tanto los compromisos como las metas de cobertura son negociados directamente con los funcionarios, técnicos y autoridades de las entidades seleccionadas, lográndose un mayor nivel de identificación con el proceso y apropiación de las metas y compromisos firmados.
La consecuencia inmediata de este innovador mecanismo de incentivos es que toda la burocracia se alinea positivamente hacia el logro de los compromisos, las metas y por ende, con los resultados. Los cambios no tardan en hacerse visibles: en efecto, al momento de la suscripción de los CAD, la situación con relación a la disponibilidad del Multimicronutrientes en establecimientos de salud ubicados en los distritos más pobres (quintiles 1 y 2) del departamento (compromiso de gestión 1 del FED) ha mejorado notablemente, sólo a semanas de la suscripción del convenio. Los datos basales nos mostraban que solo un 49% de establecimientos de salud del primer y segundo quintil de pobreza contaban con multimicronutrientes, a la fecha un mes después más del 90% ya cuentan con este importante insumo. Esta mayor disponibilidad está asociada a una mejora en la eficiencia logística de los Gobiernos Regionales y sus Unidades Ejecutoras para atender con la suplementación de multimicronutrientes a las zonas de mayor pobreza. En este caso medido por la velocidad del incremento diario del número de establecimientos de salud que se abastecen con los multimicronutrientes. Esto sólo es uno de los compromisos, entre los que además destacan los relacionados a acceso de los niños a educación inicial y acceso a agua clorada, los cuales se irán cumpliendo progresivamente este y el siguiente año.
Los resultados que el FED tiene como objetivo son el incremento de cobertura en una mezcla de servicios que impactan en la reducción de la DCI, Anemia en menores de 36 meses, incremento de cobertura de niños y niñas que acceden a la educación inicial a los tres años y cobertura de hogares que acceden a agua clorada. Para lograr estos resultados las entidades seleccionadas son los Gobiernos Regionales de 9 departamentos priorizados en función a aquellos que muestran mayores brechas en materia de indicadores como DCI, Anemia, Comprensión Lectora y Lógico Matemática, y en coberturas de servicios básicos como agua potable y desagüe. Los departamentos seleccionados en esta primera emisión, en orden de prioridad, Loreto, Puno, Apurímac, Huancavelica, Cusco, Ucayali, y los Convenios CAD se suscribieron el 15 de mayo en una sencilla y poco difundida ceremonia en Lima.
El FED, recién está en sus inicios, pero ya demuestra que el logro de resultados en el país, más allá de la disponibilidad de recursos, requiere de innovación en la gestión.